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Hacía tiempo que no leía un cómic de Hellboy. Durante mi etapa universitaria tuve un momento en el que Mike Mignola y su demonio rojo eran de mis favoritos a la hora de elegir las lecturas, el motivo por el cual dejaron de estar entre mis preferencias lo he olvidado.
Recuerdo que la mezcla entre historia, lo mágico y lo sobrenatural era algo que me atraía mucho de sus aventuras. La gran personalidad con la que contaba el dibujo de Mignola también era un punto fuerte. Si además añadíamos a la formula la aparición de leyendas e historias desconocidas, y nazis muy malos; para mí era un éxito seguro.
Todavía recuerdo la lectura del número uno que se llamaba Semilla de Destrucción (1994). Me lo dejó un amigo para que lo leyera y me insistía en que encajaba bastante bien en mi perfil de lecturas. Nada más leer la primera historia, fue cuestión de horas que saliera en búsqueda del número dos, y de los siguientes. Por aquel entonces, no habían aparecido todavía tantos números como ahora y tampoco existían los spin-off que han ido apareciendo en los últimos años, lo cual hacia muy fácil y rápido el poder incorporarse al universo de Hellboy.
En mi famosa montaña de lecturas pendientes me encontré con el recién aparecido nº27: Los Huesos de los Gigantes, adaptación de la novela de Christopher Golden que ha contado con la ayuda de Matt Smith a los lápices y el color de Chris O’Halloran.
Pensé que podría ser un buen momento para retornar a las aventuras de Hellboy. Su portada me pareció lo bastante atractiva como para intentarlo, sobre todo, por la temática y la ola de calor que estamos sufriendo… Lo mismo conseguía bajar unos cuantos grados la temperatura mental ya que la cosa versaba sobre mitología nórdica.
En primer lugar, os dejo la sinopsis:
En los fríos glaciares de Suecia, una fuerte tormenta eléctrica descubre el esqueleto de una extraña figura que sujeta firmemente un antiguo martillo. Hellboy será el encargado de investigar este curioso descubrimiento y enfrentarse a los poderes que acaban de despertarse.
Como veis, el punto de partida es bastante atractivo, ya que los huesos aparecidos son los del propio dios del trueno Thor. Con motivo de la aparición de su cuerpo, también reaparecerán viejos enemigos como los gigantes de hielo y demás seres que han vuelto desde el más allá para continuar con sus planes de dominación del mundo y venganza.
Elfos, enanos, lobos y gigantes reaparecen debido a que Hellboy ha vuelto a levantar el martillo, una vez empuñado, puede hacer que los Nueve Mundos de la mitología nórdica, incluso la propia Tierra, se tambalee hasta los cimientos.
Hellboy y Abe Sapien volverán a vivir junto a otros personajes una nueva aventura contrarreloj en la que la acción será una constante. A pesar de que el ritmo de la obra es bastante frenético, la historia cuenta con algún momento de calma que nos ayuda a ordenar y a dar un trasfondo a la aventura otorgando esas pinceladas de mitología e historia que tanto nos gusta a los seguidores del demonio sin cuernos.
Si eres muy fan de la mitología nórdica, no pienses que te vas a encontrar una avalancha de información y de referencias solo entendibles para aquellos que son muy puristas del tema. La información es la justa para que el lector aprenda, entienda y pueda seguir la trama sin problema.
Me recordó el argumento, en algunos momentos, a la reciente película noruega de Netflix Troll (2022) del director Roar Uthaug. Está claro que en Los huesos de los gigantes no han copiado nada, ya que la novela es anterior y apareció sobre el año 2007. Aun así, hay un cierto aroma que recuerda a la película. Si os gusta esta serie os recomiendo desde luego que no os perdáis la película.
Los colores fríos y su tratamiento de los paisajes, conseguirán trasladarnos estupendamente a los países nórdicos y al ambiente deseable para la historia; lo que también puntúa de manera muy positiva al equipo artístico del cómic.
El hecho de ser una historia auto conclusiva y sin muchas referencias a otras historias o personajes del universo Hellboy convierte la lectura en sencilla y muy disfrutable. Podría decir que casi no es necesario haber leído nada de Hellboy para poder sumergirse totalmente en la aventura. Eso me parece algo muy positivo y, muy en la línea, de lo que habitualmente ocurre en la mayoría de las aventuras de Hellboy.
Desde luego para mí, la experiencia ha sido especialmente grata tras bastante tiempo sin leer nada del personaje. Lo que me ha producido, ante todo, es un deseo de volver a recuperar los primeros números y volver a leerlos. Esto obligará, por mi ánimo “completista”, a que tendré que rellenar los espacios vacíos de la colección que tengo… Mi bolsillo se va a resentir de nuevo, pero creo que será en positivo para mi comiteca.
Me encanta que el espíritu de Hellboy no haya variado mucho en estos últimos años y que abrir sus páginas me siga haciendo viajar a otros mundos.
¿Qué opináis vosotros? ¿Os gusta Hellboy?