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Son pocos, pero hay personajes que trascienden el mundo de la ficción para representar un concepto, una idea, incluso a un país. Astérix, que este año cumple 56 años, está íntimamente asociado al carácter francés, a ese orgullo irreductible frente a las invasiones e influencias extranjeras. Corto Maltés no es un héroe local, sino universal, representa al hombre que tiene su hogar allí donde cuelga el sombrero, libre de ideologías y de sofismas. Mortadelo y Filemón, por su parte, son claros exponentes del humor clásico español: absurdo, exagerado, disparatado... y una sana forma de reírnos de nosotros mismos; ese humor que encuentra puntos en común con las películas de Berlanga, con esos histriónicos personajes interpretados por José Luis López Vázquez o Gracita Morales, hasta llegar a Torrente. Tres formas, por tanto, de ver el mundo, que coinciden estos días en las librerías.

Solo nos quedaría, en este Olimpo del cómic europeo, a Tintín, cuya serie parece cerrada definitivamente. Astérix y Corto han resucitado por manos ajenas a las de los autores que los crearon, y Mortadelo continúa gracias a un Ibáñez cuya inspiración y ganas de trabajar parecen no tener fin.

El lanzamiento de «El papiro del César» (ed. Bruño-Salvat) es todo un acontecimiento en Francia. Tanto, que su presentación tuvo lugar en otro símbolo eterno del país vecino, la Torre Eiffel. Allí estuvieron, el pasado día 12, sus autores, el dibujante Didier Conrad y el guionista Jean-Yves Ferri. Pero no faltaron el padre gráfico de la criatura, Albert Uderzo, ni Anne Goscinny, hija de René Goscinny, guionista original y cuya desaparición en 1977 no ha dejado de echarse de menos, desde entonces, en cada una de las historias de los galos. Uderzo, de 88 años, decidió, por una lógica cuestión de edad, ceder en 2013 la responsabilidad de la continuación de la biografía de los habitantes de la aldea de Armórica a los autores citados. Aquel «Astérix y los pictos», que narra el viaje de Astérix, Obélix e Idéfix a Escocia, ha vendido hasta el momento 5,4 millones de ejemplares, y se ha traducido a 24 lenguas y dialectos.

La nueva entrega aparecerá en las tiendas el próximo jueves, 22 de octubre, y hace el número 36 de la serie. Ya ha trascendido que uno de sus personajes está inpirado en Assange. Porque el asunto central es la siempre tergiversada verdad que reflejan los vencedores acerca de los acontecimientos históricos. Así que Bonus Promoplús, cuyas facciones recuerdan a un antiguo asesor de François Mitterrand, Jacques Séguéla, aconseja a César escribir su magna obra «La guerra de las Galias». Es de suponer que estos galos invictos tengan algo que decir al respecto.

En campaña electoral
Si los acontecimientos de la actualidad se cuelan entre las viñetas de Astérix, también ocurre algo semejante, pero sin tanta sutileza, con lo nuevo de Mortadelo y Filemón, «¡Elecciones!» (Ediciones B). Francisco Ibáñez continúa así con la línea de su anterior entrega, «El tesorero», que en su momento creó tal expectación que llegó a vender 10.000 ejemplares en su primer día de vida. En él no había que ser demasiado avispado para ver reflejado a Bárcenas, responsable de las finanzas del PP hasta hace unos años. Ahora, el jefe de los dos agentes, el Súper, decide presentarse a las elecciones de diciembre con un nuevo partido, el PEPERO (Pueblo al Poder Rompiendo Osamentas), mientras que el profesor Bacterio lidera el C.U.L.O. (Científicos Unidos - Liberando el Orbe). Se desata, pues, una guerra de siglas en la sede de la TIA. Sin embargo, tan celosa se muestra la editorial encargada de su puesta en circulación que no han dejado que se filtre ni una sola página del libro. Así que habrá que esperar al 4 de noviembre, fecha de su lanzamiento, para descubrir los batacazos que se llevan los dos protagonistas y las caricaturas de políticos que sin duda harán su aparición.

La aventura cosmopolita

La realidad siempre ha sido una constante en las páginas de Corto Maltés, pero la que se vivía en las primeras décadas del siglo XX. El personaje fue creado por Hugo Pratt en 1967, y por fin ha visto la luz, desde el pasado 30 de septiembre, la primera de sus historias que no lleva la firma del dibujante italiano. Son dos españoles los que se han encargado de embarcar de nuevo al aventurero rumbo a lo desconocido en «Bajo el sol de medianoche» (Norma Editorial). Con guión de Juan Díaz Canales y dibujo de Rubén Pellejero, la acción se sitúa en 1915 –unos meses después de los acontecimientos descritos en «La balada del mar salado»–, y en el norte de Canadá, donde Corto deberá entregar una carta de su amigo Jack London. La Gran Guerra aparece como telón de fondo, y además del escritor norteamericano aparecen otros personajes reales, como Waka Yamada, una exprostituta japonesa que se jugó la vida en la defensa de los derechos de las mujeres.

Lo importante era preservar esa atmósfera literaria, cosmopolita y elegante que rodea a la criatura de Hugo Pratt. El historietista declaró en su momento que no le desagradaba «la idea de que alguien pueda algún día retomar Corto Maltés». Fue la propia Patricia Zanotti, amiga y colaboradora de Pratt durante los últimos años de su vida, y dueña de los derechos de su obra, la que escogió a los encargados de devolver a la vida al atractivo marinero, cuya última hazaña tuvo lugar en 1992 con «Mû: el misterio del continente perdido». «Es como poner en tus manos un monumento», declaró Díaz Canales a ABC cuando se supo que iba a ser uno de los responsables de este renacimiento. Y no es para menos.

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