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Macbeth, en tinta roja y espesa como su sangre
En vísperas del 400 aniversario de la muerte de William Shakespeare (1564-1616), la obra del genial dramaturgo mantiene su poderoso influjo en la literatura, el cine y la televisión. Macbeth no es un drama histórico más en la extensa producción del bardo de Stratford-upon-Avon. Es una de las cimas de la dramaturgia universal, en la que Shakespeare refleja el absurdo de la existencia en un torbellino de sangre, mentiras y traiciones. En cinco actos desentraña a un ser ambicioso abocado a la traición, incapaz de torcer la suerte que unas groseras brujas le pronostican al comienzo del drama.
«La historia de Macbeth es viscosa y espesa como una sopa de sangre», advertía el crítico y erudito Jan Kott. Y los shakespearianos pueden ahora empaparse de la roja sangre del traidor que reinó en Escocia entre 1040 y 1057 y que sucumbió a los embrujos y sus propios engaños. Pueden explorar la tenebrosa negrura de su alma en la sofisticada edición bilingüe que Reino de Cordelia publica en dos tintas: roja para el original inglés, negra para la traducción de Luis Alberto de Cuenca, Premio Nacional de Poesía 2015, y José Fernández Bueno. Raúl Arias firma las ilustraciones, también rojinegras, de este 'Macbeth' que entra en la categoría de la 'delicatessen' bibliográfica.
Cuenca y Bueno vierten al español los versos endecasílabos y alejandrinos del original. «A cada verso inglés le corresponde un verso castellano, lo que constituye, si no una proeza, sí un auténtico esfuerzo, porque el castellano tiende a desparramarse, mientras que el inglés es mucho más sintético», apunta De Cuenca sobre su versión del drama del príncipe escocés que asesinó a su rey a traición para ganar el trono. «Macbeth no es un drama histórico más, extraído en esta ocasión de las famosas 'Chronicles de Holinshed'. El mismísimo Samuel Beckett, padre y maestro mágico del nihilismo contemporáneo, difícilmente hubiese podido expresar su desesperanza en tonos más desolados que Kott», apunta De Cuenca.
Shakespeare lo escribió entre 1603 y 1606, cuando Jacobo I, rey Estuardo con querencia por lo esotérico y la brujería, accede al trono tras muerte de la reina Isabel I y se unen los reinos de Escocia e Inglaterra. No es así casual el protagonismo de la brujería en el sangriento drama. «Sabemos que a Jacobo le atraían sobremanera los temas esotéricos, especialmente la demonología, sobre la que había publicado un tratado en 1597, y sabemos también de su preocupación por el hecho de que la brujería pudiera socavar los cimientos de su reinado», explica De Cuenca.
Contiene el drama muchas referencias a temas candentes en la época, como la 'Conspiración de la pólvora' de Guy Fawkes, el ultracatólico inmortalizado por Alan Moore David Lloyd en su tebeo 'V de Vendetta', y cuya hierática e irónica faz es hoy el rostro de Anonymous, la organización de activistas digitales. La pieza alude tanto a la conspiración de Faukes, ocurrida en 1605, como al proceso de los conjurados.
Escrita tras 'El rey Lear' y poco antes que 'Antonio y Cleopatra', 'Macbeth' se estrenó en palacio en 1606. La peste diezmaba Inglaterra y se habían cerrado casi todos los teatros. Los estudiosos creen que el manuscrito que se ha conservado es una reducción de la más extensa pieza original. Al rey no le gustaban las obras largas. Se dormía, así que era obligado meter la tijera. Es seguro que se representó en la corte inglesa durante la visita oficial del rey Cristián IV de Dinamarca, en verano de 1606.
Traducir este drama era todo un desafío para Luis Alberto de Cuenca, antiguo alumno del colegio del Pilar que a mediados de los años 60 encarnó en el salón de actos al personaje de Malcolm en un montaje de Carlos Luis Aladro. Aquel Macbeth escolar dejó una profunda huella en el hoy poeta y traductor, que ha contado de nuevo con el auxilio de José Fernández Bueno, con quien ya tradujo 'La víspera de Santa Inés' y 'Lamia', los maravillosos poemas narrativos de Keats.
La edición crítica de 'Macbeth' de Kenneth Muir de la legendaria colección 'The Arden Shakespeare' ha sido la base de una traducción que se acompaña de un centenar de notas «que solo buscan hacer más provechosa la lectura de un obra que no precisa de ninguna exégesis, porque leer 'Macbeth' es de por sí una fiesta inolvidable», dicen.
Raúl Arias (Madrid, 1969) ha tomado el rojo de la sangre que inunda el drama y el negro del alma del rey traidor como base de sus ilustraciones. Iniciado como animador en el mundo audiovisual, compaginó esta labor con trabajos editoriales y publicitarios. Profesor de animación, ilustró en prensa la tira 'Bernardo y Plonk' y 'Memorias de Gus' y ha recibido varios premios de la Society of Newspaper Design (SND) y de la Society of Publish Design (SPD). Ha publicado en The New York Times, Times, The Washington Post y Reader's Digest y ha ilustrado el libro de Jack London 'Encender una hoguera' (2011).