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Alex Toth (1928 -2006) es uno de los grandes maestros del cómic mundial y uno de los dibujantes más influyentes e imitados de la historia. Desgraciadamente, actualmente se conoce más a muchos de esos autores que lo imitaron que al original. Por eso es de agradecer que se recupere una de sus grandes obras, Bravo for adventure (Planeta Cómic), que nos devuelve la fascinación por su arte y por los cómics de aventuras más clásicos.

Se trata de una de las obras preferidas del autor, que pudo escribir sus propios guiones, lo que consiguió en muy contadas ocasiones a lo largo de su dilatada carrera. Esta edición de lujo en tapa dura, publicada gracias a un acuerdo con los herederos del artista, contiene las tres historias del genio del cómic, protagonizadas por Jesse Bravo. Además, incluye dibujos preliminares, borradores a lápiz y pruebas a color de Toth.

El retorno a la aventura
Creado en 1975, el cómic narra las aventuras de Jesse Bravo, piloto, aventurero y empresario. La serie nació como un divertido homenaje a las grandes historias de aventuras de los años 30, como las películas de Errol Flynn (en el cómic el personaje llega a trabajar como doble del actor) y a los clásicos del cómic de Milton Caniff, Noel Sickles, Will Eisner y Roy Crane. 

También destacan los adornos visuales del film noir y (en las historias posteriores) la influencia del gran tebeo de aventuras de la época: el Corto Maltés de Hugo Pratt. Y es que Toth quiso recuperar el sentido de la aventura en un momento en el que los superhéroes estaban volviendo el cómic mucho más oscuro.

En esa época (mediados de los 70) nacian los álbumes gráficos, con historias largas orientadas a un público adulto (como La balada del mar salado de Pratt). La editorial Fernand Nathan propuso a Bernard Farkas y Jean-Piérre Dionnet (Metal Hurlant), que creasen una lína de esos cómics para adultos, para lo que contactaron con grandes nombres del cómic mundial, incluyendo Alex Toth, que era todo un icono para los dibujantes y aficionados europeos.

Toth se emocionó con el proyecto y dedicó un año a escribir y dibujar  la primera historia: "Me lo he pasado en grande -aseguraba- utilizando a montones todos los viejos clichés... pero estaba decidido a equiparar el arte y las caracterizaciones a los estándares clásicos Caniff y Sickles de los años 30".

Pero las ventas no fueron las esperadas y la colección se canceló antes de que Bravo for adventure fuese publicada. La historia languideció hasta que se publicó en 1980 en la revista The Rook, de Warren Publishing. Un año después apareció en  formato novela gráfica en Francia.

En 1983 creó otras dos historias cortas del personje, y en 1985 intentó relanzar la novela gráfica original como un comic-book a color, pero tampoco hubo suerte. Jesse Bravo parecía condenado al olvido a pesar de su innegable calidad.

Hemos tenido que esperar 40 años para poder disfrutar de una edición a la altura de una de las obras maestras de uno de los grandes mitos del cómic.

Maestro del dibujo
Como comentábamos, Alex Toth fue uno de los artístas más innovadores y rompedores de su época; y después se convertiría en uno de los más imitados y admirados por otros dibujantes, aunque ninguno logró su maestría.

Y es que Toth marcó a una generación de dibujantes y de animadores con sus trabajos en los que dominaba como nadie las técnicas de la narración apoyado en un dibujo simple, en apariencia, pero en el que luces y sombras cobran vida, logrando una atmósfera inquietante. Una simple sombra, una silueta vacía... con los mínimos elementos Alex Toth conseguía transmitir una amplia gama de emociones, situaciones y atmósferas.

Además su dibujo evolucionaba de un trabajo a otro, como podemos comprobar en este fantástico e imprescindible volumen. Su dominio de las figuras, de la composición, de los espacios y del cuerpo humano es fabuloso, destacando esos rostros angulosos que nos transmiten una amplia gama de emociones con apenas unas líneas, unas pinceladas maestras.

Por si todo eso fuera poco,  Toth se pasó la vida investigando nuevas técnicas de dibujo y formas de narración, lo que convertía cada uno de sus trabajos en una emocionante aventura, pero que no siempre conseguía la aprobación de los lectores que buscaban algo más clásico. Sólo hay que fijarse en sus viñetas (cuando las había), que eran de las formas más diversas, pero siempre al servicio de la narración.

El historietista español Josep María Beá (7 vidas, HIstorias de taberna galáctica) lo explica mejor que yo, asegurando que fue el dibujante que más le impactó en su vida, conmocionando a todo el equipo de Selecciones Ilustradas gracias a "su portentoso conocimiento de la anatomía humana, su síntesis gráfica, la novedosa planificación, el concepto del equilibrio tonal".

Toth también fue un maestro en el uso de las onomatopeyas, que se salen de las viñetas y parecen llegar a nuestros oídos como si se tratase de sonidos auténticos. De hecho, casi siempre rotulaba sus páginas, algo que hacen muy pocos dibujantes, porque le gustaba controlar todos los aspectos visuales de sus cómics. Todo eso también lo podéis comprobar en Bravo for adventure.

Le perjudicó no tener un personaje fijo
Sin embargo, el hecho de no tener un personaje fijo, como casi todos los grandes, ha hecho que su obra haya pasado más desapercibida. Curiosamente, fue el creador gráfico de Torpedo 1936, del guionista Enrique Sánchez Abulí, pero su descontento por la violencia y el sexo del cómic hizo que renunciase al personaje, siendo sustituido por Jordi Bernet, que lograría la fama mundial por su excelente trabajo.

Aún así, Toth nos ha dejado algunas de las mejores páginas de la historia del cómic, como las de la serie El Zorro. También fue uno de los maestros del cómic de terror gracias a su dominio de las sombras y a la economía de su dibujo porque para Toth, menos era más, mucho más.

Lo podéis comprobar en el imprescindible tomo Creepy presenta: Alex Toth (Planeta Cómic), que recoge todas las historias que realizó para las revistas Creepy y Eerie, editadas por James Warren en los años 60, 70 y 80. Desgraciadamente, la mayor parte de la producción de Toth permanece inédita en España o ha sido publicada de forma lamentable.

Este Bravo for adventure es la mejor prueba de su destreza visual y narrativa que, como sólo consiguen unos cuantos elegidos, nunca pasará de moda.

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