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“Fuimos al Louvre, gracias a un amigo que me deja entrar cuando no hay nadie. Y allí frente al gran cuadro de Da Vinci sobre la coronación de Napoleón, lo coroné”. Así explica Alejandro Jodorowsky (1929) el acto de psicomagia que practicó con Jeremy Petiqueux (1984), su compañero en la saga Los Caballeros de Heliópolis, una serie de cómics en cuatro álbumes, escrita por el chileno y dibujada por el diseñador belga para el sello francés Glénat.

Escritor e ilustrador presentaron en el Salón del Libro de París el segundo tomo de la saga, que retoma el enfrentamiento de Luis XVII con Napoleón. Allí Jeremy Petiqueux contó el acto de psicomagia en el Louvre: “Fue divertido estar allí solos los dos delante de ese gran cuadro, porque ponemos esa imagen en nuestro libro. Napoleón es nombrado emperador en Nôtre Dame de París y era para mí un gran desafío dibujar esa decoración. Fue bueno situarse en el contexto y ver todos esos cuadros de propaganda sobre Napoleón”.

El primer tomo salió en 2017 y logró muy buena recepción gracias a una historia que combina la alquimia con una saga en el siglo XVIII. En un comienzo Los Caballeros… se desarrollaba en un fondo medieval, “pero Jodo propuso tratarlo durante la Revolución Francesa. Lo encontré súper original, tratar la alquimia en esa época”, dice el dibujante, quien buscó al autor chileno para trabajar juntos.

En Los Caballeros de Heliópolis, Jodorowsky retoma un episodio real de la historia de Francia, o mejor dicho un personaje: Luis XVII, segundo hijo varón del rey Luis XVI y María Antonieta. Delfín a los cuatro años tras la muerte de su hermano Luis José de Francia, fue detenido junto a la familia real en la prisión del Temple de París al estallar la Revolución Francesa. A los ocho años fue proclamado rey por los monárquicos, una vez que sus padres fueron degollados y se cree que probablemente murió de peritonitis en prisión, aunque su temprana desaparición dio origen a muchos mitos sobre su posible huida. “Hay muchas novelas históricas que tratan de arreglar la historia y darle interés. Para mí la historia es un motivo en el cual mi imaginación se complace agregando cosas fantásticas”, dice el chileno sin temor de que algún francés apegado a la objetividad se sienta tocado por esta reinterpretación: “Estoy cansado de esas cosas, un artista no debe estar temblando, no estamos en la Inquisición, no somos EEUU con esa locura de caza de brujas, yo hago lo que quiero”.

Y su imaginación ha transformado la historia: “El protagonista, Luis XVII, es hermafrodita, tiene los dos sexos, así nació, entonces es hombre a veces y a veces es mujer, no se sabe lo que es, no está definido. Ha sido aceptado por un grupo de inmortales, alquimistas, que según la tradición alquímica parece que existen. Hay un pueblo de personas que vive hace ya más de 30 mil años”, cuenta, y agrega: “30 mil años son muy pocos, yo no me quiero morir”.

En el Salón del Libro la semana pasada, Jodorowsky convocó a numeroso público en una charla, sobre todo jóvenes que siguen cada una de sus frases como un mensaje sagrado. Tan jóvenes como su dibujante que lo escuchaba desde el público. Hasta que el autor insistió y el ilustrador subió al escenario. El escritor dice “haber domado a su ego”. Por eso tampoco es el protagonista de la próxima película (ver nota abajo). “Estoy preparado una película sobre la psicomagia, investigando otras formas de hacer cine. Es un cine para sanar, quiero ver si el cine sirve para eso o sólo para entretener”. La cinta estará en febrero de 2019 y es un paréntesis en su trilogía biográfica. “Estamos grabando en España, Italia, donde han tenido lugar los actos psicomágicos, pero no cuento más porque es un secreto”, concluye.

En septiembre del año pasado, Alejandro Jodorowsky (1929) inició en Francia la revisión de sus archivos que datan del 60 en adelante. En ellos hay horas de filmación que hacen una suerte de biografía sobre la técnica que inventó y perfeccionó a principios de los 80 y que son el pilar para su actual proyecto cinematográfico, Psicomagia, un arte que sana.

Fue después de practicar la pantomima, el yoga y los chacras, la medicina china y la cábala, que el escritor desarrolló esta terapia que conjuga el Tarot de Marsella, el teatro y el psicoanálisis. “Creé una técnica que consistía en realizar, en la vida cotidiana, un acto curativo con el fin de liberar un bloqueo inconsciente”, explica en la página oficial de la nueva cinta. “Un acto de Psicomagia es una acción teatral y metafórica precisa que el consultante debe llevar a cabo por sus propios medios”, escribe.

La película la integran registros antiguos y nuevas filmaciones que siguen a las personas durante todo su proceso de curación. “Muchos no entienden cómo puede funcionar, entonces eso genera la necesidad de explicar y mostrar”, cuenta Xavier Guerrero, productor de Jodorowsky desde hace ocho años.

“Hubo un trabajo previo de estudio de los archivos que nos convenció de que hay un potencial enorme para la historia”, continua Guerrero. Para financiar el proyecto, el equipo inició un crowdfunding que en tres semanas sobrepasó la meta inicial de $ 75 millones y fijó una nueva, alcanzar el 150 % (unos $ 112 millones). Al cumplirse este objetivo, Jodorowsky hará una conferencia en Facebook Live para responder preguntas sobre el filme y la psicomagia.

Guerrero adelanta que esperan estrenar en festivales de cine arte, como Cannes 2019 y coincidir con la celebración de los 90 años del director. En paralelo planifican la adaptación de la tercera parte de su biografía imaginaria y una eventual animación a la pantalla grande.

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