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-la exposición Historietas del Tebeo en la sala de muestra de CajaGranada en Puerta Real rinde homenaje, sobre todo, a la revista TBO. ¿Por qué se leyó durante tanto tiempo y acaparó la atención de toda la familia? 

-TBO se mantuvo desde 1917 hasta 1939, que es cuando desaparece por la Guerra Civil. Luego vuelve de 1943 a 1983. Es una revista para toda la familia, que sabe irse actualizando a medida que pasa el tiempo. Se sirve de un humor relativamente blanco y para todos los gustos, nada violento. No ofende a nadie. Inserta muchos elementos literarios, surrealistas, en algunas de sus secciones. Lo que fideliza a los lectores de TBO son algunos de sus personajes clásicos. La familia Ulises es una de las series más importantes de la historieta española de humor.

-¿Si uno se estudia la historia de España debería echar mano a los tebeos?

-Creo que sí. En otras revistas de humor de la época, sobre todo de la editorial Bruguera, hay otro tipo de humor. Ese sí que era un humor más agresivo, más crítico con el sistema, incluso durante el franquismo. Si juntas todos esos tebeos de humor puedes hacer un retrato sociológico de la España de aquel momento. Está clarísimo.

-¿Cree que alguna de las escenas que aparecían en TBO podrían ser censuradas hoy día?


-Sí, seguro. Eso es evidente. Eso es una contradicción, claro, porque durante el franquismo había una censura previa que no dejaba pasar ciertas cosas. Sin embargo, si ahora se publicaran algunas historietas serían consideradas políticamente incorrectas y tendrían problemas. Es así de lamentable. Piensa que la censura previa consistía en que unos señores leyeran todo lo que se iba a publicar y, si algo no les parecía bien, lo tachaban de rojo y no veía la luz. Con los años, el estado franquista generó una legislación que especificaba lo que se podía o no publicar en libros. Pero eso no quiere decir que se fijaran en todos.

-¿No lo considera un aliciente para los dibujantes? Me refiero al hecho de que no lo tuvieran tan fácil.

-Influía mucho. El dibujante sabía hasta donde podía llegar.

-¿Hasta qué punto afecta esa situación a la creatividad y al humor del artista?

-No lo sé. Es posible que sea un motor que sirva para avivar esa agudeza, ese ingenio. Es posible que sirva para eso. De hecho, les sirvió.

-¿Qué puede descubrir el público joven al visitar la exposición?

-Van a ver parte de su propia historia, aquello que sus padres y abuelos leían. La exposición de alguna manera también les ayuda a formarse como personas.

-¿La aceptación del cómic por parte público es mayor hoy día?

-Si lo comparamos con los años 40 y 50, sí. Ahora hay mayor aceptación. Pero en comparación con los años 80 no. Ahora se habla mucho de la novela gráfica, una manera de hacer cómics para adultos, pero sí sales a la calle y haces una encuesta, más allá de Mortadelo y Filemón, nadie te sabrá decir otro título. La historieta no está valorada lo suficiente.

-El término novela gráfica la intenta meter en el saco de la literatura. ¿Por qué no se entiende la historieta como un arte más?

-Tenemos un complejo de inferioridad. Queremos darle esa pátina de respeto y de intelectualidad, pero en realidad la historieta ya nació con esa pátina. Las primeras historietas del año 1833 nacen como historietas para adultos, con una fuerte carga irónica, poética, literaria y visual. En este país, sobre por culpa del franquismo, la historieta ha sido valorada dentro de lo que son las publicaciones infantiles y juveniles. Eso es difícil de cambiar.

-¿Es difícil de cambiar sobre todo cuando la industria del cómic en España no se sostiene?

-La industria del tebeo el siglo pasado era muy potente. Estamos hablando de unas facturaciones brutales y de un equipo de profesionales trabajando en ello. El cómic ha dejado de ser un producto popular, y precisamente una de las cosas que corre en su contra es llevarlo al estante de la literatura. El problema que tenemos con los cómics no lo tenemos con el cine.

-¿Quién o quiénes son los culpables de esa percepción?

-Todo empieza en la educación. Las administraciones públicas deberían coger las riendas y meter el cómic, al igual que el cine, en los planes de estudio. Los niños de ahora no leen cómics, y esos serán los lectores del futuro.

-Usted es un especialista en cómic. ¿Qué le ha da el tebeo?


-Me ha dado razones para investigar, descubrir, para ser más inquieto, más curioso, para querer saber más de otras forma de cultura.

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