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Cuando Power Paola llegó a Cali a principios de los 90 se chocó de golpe con la violencia del narcotráfico: balaceras en las discotecas, tipos armados custodiando las casas de los traquetos (mafiosos)... «Escuchabas las bombas a menudo. Ahora lo recuerdo como vivir en el Lejano Oeste. Allá perdí la inocencia, había que crecer para sobrevivir», recuerda esta dibujante que nació en Quito en el 77.Ese cambio vital, el paso de la infancia a la adolescencia pero también de un entorno seguro y familiar en Ecuador al caos de una Colombia en guerra, Paola Gaviria (su nombre real) lo ha plasmado en la novela gráfica Virus tropical (Random House Mondadori, 2013). Las viñetas se han convertido ahora en una película de animación dirigida por el colombiano Santiago Caicedo que se estrenó en la Berlinale en febrero y que acaba de ganar el premio del público en el festival South by Southwest de Austin (Texas). La comparación con Persépolis, publicado entre 2000 y 2003, es inevitable. En este cómic de culto (que en 2007 saltó al cine), la iraní Marjane Satrapi registró el periodo posterior a la revolución islámica que expulsó al sha de su país en 1979. Lo hacía desde los ojos de una niña, al igual que Power Paola. «No puedo negar esa influencia, cuando la leí me animó a escribir mi historia, pero ella encara la realidad política, a mí me interesa más hablar sobre mi familia», dice.

Así es como el lector (ahora, también el espectador) conoce a su mamá, que se quedó embarazada de Paola pese a que se había ligado las trompas para no tener más hijos. Los médicos en Quito la decían que aquello no era posible, que debía ser una hinchazón de barriga por un virus tropical. Su papá fue sacerdote, su madre lee el futuro en las fichas del dominó, ella ganó un concurso de niña para conocer al Papa Juan Pablo II... «Parece surrealista, pero es 100% autobiográfico», asegura la artista.Para transportar ese universo mágico y colorido a la pantalla, Power Paola realizó más de 5.000 dibujos durante un lustro. Llenó una veintena de libretas que ahora conserva en dos cajas en su casa de Buenos Aires, a donde se mudó hace seis años tras vivir en Quito, Cali, Medellín, Bogotá, Sídney, París y San Salvador. «La distancia me ha enseñado a valorar mi origen, a sentirme parte de algo. Me interesa mucho la mezcla de culturas, yo desayuno con mate argentino y arepas colombianas», bromea.En las imágenes en movimiento cobran vida el Quito multicultural y conservador de finales de los 70 y 80 y ese Cali verde, frenético y salvaje de los años duros del narco que imitaba la estética más artificial y hortera de Miami. El acento de la protagonista provoca burlas y al principio ella no entiende la jerga caleña a base de pelados, manes, viejas, bacanísimo... La música consigue captar el espíritu de Power Paola, entre lo naif, la crudeza y el realismo cotidiano salpicado de eventos mágicos. La banda sonora es obra de Adriana García Galán y suenan canciones de Las Malas Amistades, un grupo de culto en Bogotá.«Si me animé a hacer la película fue porque en ella participan mis amigos, con los que comparto una estética, unos gustos musicales y el mismo sentido del humor, requisitos para mí indispensables a la hora de grabar una historia sobre mi vida. Antes recibí una propuesta de hacerlo con seres humanos como actores y me horrorizó, me salió un no rotundo desde el alma».Power Paola es una de las principales representantes de la explosión del cómic en Latinoamérica. «Es un virus que se expande, internet ha ayudado mucho», asegura, y cita a autores como Fabio Zimbres, Inechi, Delius, Muriel Bellini, María Luque, Amadeo Gonzales y Rodrigo La Hoz. Algunos de ellos aparecen en la antología El Volcán, que contará con una exposición en el festival Entreviñetas (del 3 al 6 de mayo en Medellín), donde la autora de Virus tropical ofrecerá una clase magistral junto al director de la película.«Cada vez hay más talento en países con una larga tradición de historietas como Argentina, Chile y Brasil, pero también en otros como Colombia, Perú y Ecuador. Hay muchas chicas haciendo cosas increíbles en la región», dice Power Paola, que fundó en 2008 el grupo Chicks on Comics como punto de encuentro para el diálogo entre mujeres que dibujan, sin importar su procedencia.En sus tiras mensuales en la revista cultural colombiana Arcadia, en sus novelas gráficas (tiene previsto terminar la nueva a finales de año) y en sus múltiples facetas (además de historietista, es artista plástica e ilustradora), Power Paola mantiene hoy esa mirada deudora de la obra de la canadiense Julie Doucet que la hizo famosa con Virus tropical,la de aquella niña que llegó a una Colombia dura y hostil para perder la inocencia y conquistar la independencia.

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