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Cantautor, escritor, político, profesor, periodista, presentador de televisión… José Antonio Labordeta Subías (Zaragoza, 1935-2010) fue un hombre casi renacentista. Pero más allá de todos sus talentos fue, sobre todo, un personaje que supo llegar a nuestros corazones. Ahora su vida llega al cómic en Tebeo Labordeta (GP Ediciones), de Daniel Viñuales, Carlos Azagra y Encarna Revuelta.

“Para muchos aragoneses y aragonesas –asegura Viñuales- Labordeta es todo un símbolo. También es un referente, tanto cultural como político. Él, junto a Emilio Gastón y Eloy Fernández Clemente, fueron los que trabajaron para forjar nuestra identidad como pueblo y los que intentaron poner en valor tanto nuestro paisaje como nuestra cultura. Aragón tiene muchas cosas buenas, pero una de las malas es que nos queremos muy poco. Ellos lucharon para cambiar esto”.


“El cómic –continúa Viñuales- es idea de Juana de Grandes, viuda de Labordeta, y su hija Paula. Ellas trabajan desde la Fundación José Antonio Labordeta para mantener el legado de José Antonio y, desde el primer momento, querían hacer un cómic para dar a conocer su vida a un público más amplio. Hace un año, en la Feria del Libro y del Cómic de Teruel se pusieron en contacto con nosotros y este es el resultado”.

El dibujante, Carlos Azagra, conoció personalmente a Labordeta e incluso realiza un cameo en el cómic: “Lo tuve de profe de historia y tutor de COU en el primer instituto mixto de Zaragoza 1973-74 -el mixto nº 1 Ramón Pignatelli-. Fue durante ese curso cuando lo empecé a apreciar. Una vez en clase, a un compañero -José María Clemente- lo detuvieron y lo tenían en la Jefatura de policía que teníamos cerca del insti. Las ventanas de los calabozos las veíamos desde arriba, nos asomábamos por la ventana a ver si le veíamos... Esa imagen de los alumnos asomados a la ventana le impresionó tanto que hizo con ella una canción: Hoy no ha venido a clase Ramón Carranza... Era una persona formidable”.
Cómo llegó a ser tan querido

Como destacábamos al principio, Labordeta fue multifacético, pero eso no es lo que los autores querían contar en este cómic. “Si, la verdad es que era un hombre que hacía de todo –asegura Viñuales-. Poeta, músico, escritor, actor, presentador, político. Difícil elegir. En el cómic nos hemos centrado en, sobre todo, mostrar cómo llegó a ser un personaje tan querido en Aragón y en el resto de España”.

“Partimos –añade Viñuales- del momento histórico, porque no se puede decir de otra manera, en el que 20.000 personas, una vez que se cerró la capilla ardiente –por la que pasaron más de 50.000 personas- en el Palacio de la Aljafería, se pusieron a cantar, de manera espontánea, las canciones de José Antonio y que estuvieron allí hasta bien entrada la noche”.

“Como alumno de Labordeta, creo que su mayor logro -asegura Azagra- fue darnos a conocer la historia de manera diferente. Nos recomendaba leer más revistas de la época… Triunfo, Cambio 16... nos enseñó a humanizar la relación con el mundo, con la política... nos hizo interesarnos por los cambios sociales… y todo lo hizo con mucho humor. Aparte fue el que me introdujo en Andalán, periódico maño donde empecé a hacer mis primeros pinitos como dibujante”


“Haberme puesto más guapo”

En cuanto a la documentación para el personaje, Viñuales nos confiesa que: “Pese a haber militado en el mismo partido político no conocía mucho a José Antonio, tan solo algún saludo. Para realizar el guion del cómic hablé con Juana (su viuda), con Eloy Fernández Clemente, con el recientemente fallecido Emilio Gastón, que fue el primer Justicia de Aragón, y, sobre todo, con Antonio Pérez Lasheras, catedrático de la Universidad de Zaragoza y gran especialista en la obra de José Antonio Labordeta”.

Sobre su retrato de Labordeta, Azagra nos comenta que: “Ya lo tenía interiorizado, por lo que no me ha resultado difícil. Además, es el que yo tengo en la memoria. Ya cuando se puso enfermo vivía yo en Barcelona y no era ese Labordeta el que quería reflejar en el libro. Siempre fue un tío cachondo y divertido. Si se estuviera viendo seguro que le gustaría, o a lo mejor me diría: “¡Jodido, haberme puesto más guapo!”

Azagra nos confiesa que se ha documentado “Sobre la marcha, mirando Google o imaginándome situaciones. No soy buen caricaturista y cualquier parecido con las personas retratadas es pura coincidencia, añade a eso retratarlas más jóvenes... Por ejemplo, cuando retrataba a Labordeta en Teruel descubrí que en esa época tenía barba y se la tuve que poner en las viñetas que ya había dibujado”.


“Destacar -continúa Azagra- el trabajo de Encarna Revuelta. Sus colores han ayudado mucho; por ejemplo los años 40… con esos colores sepia... o los grises... de color gris, claro! También el guionista, Daniel Viñuales me ha ayudado mucho y me lo ha puesto todo muy masticadico. Me mandó fotos y enlaces pero, a la vez, me dejó mucha libertad”.

“Pero –añade- cuando haces un retrato de cosas del pasado tienes una visión subjetiva. Al final, lo que intentas es que se parezca algo. Por ejemplo, cuando al padre de Labordeta lo detienen los falangistas para llevarlo a fusilar. Más o menos te imaginas la acción. No sabes si en ese momento van con camisa azul o de paisano, o con casco… en fin... haces lo que puedes buscando, sobre todo que se entienda lo mejor posible”.
Descubriendo a Labordeta

El cómic es ideal para los jóvenes que no pudieron conocer a Labordeta. Pero también para los mayores, ya que vamos a descubrir muchas cosas. “Hay muchas anécdotas y curiosidades de su vida –asegura Viñuales-, pero lo que vamos a descubrir, sobre todo, es a un Labordeta comprometido, toda su vida, con la defensa de las libertades, más allá del famoso “¡A la mierda!” en el Congreso de los Diputados y de su paso por Un país en la mochila”.

“Siempre he pensado –añade Azagra- que eran unas viñetas para la gente joven que no le conocía de nada, o que sólo le conocía por lo de "A la mierda". Labordeta era mucho más que esa frase. Cuando lo lea la gente entenderá muchas cosas. También destacamos su vertiente humana y familiar”.


“Seguro –continúa Azagra- que se han quedado en el tintero muchas cosas, mucha gente que no sale, mis recuerdos de el en el instituto, los conciertos para los emigrantes en Barcelona, toda esa gente que luego dirá: “¡hey, que yo no salgo!” Pero entonces hubiera sido un tocho. Ya está bien como está. Además relatado por ese San Lamberto, decapitado por las tropas imperiales, que iba con la cabeza en la mano...”

Y es que San Lamberto es el narrador del cómic. “Juana de Grandes y Paula Labordeta querían un cómic desenfadado, que fuera ameno y que invitara a leer –nos comenta Viñuales-. A mí siempre me ha gustado la canción del milagro de Lamberto, de niño la cantábamos en los campamentos, y me pareció que meterlo de alter ego de José Antonio para contar la historia quedaría bien. José Antonio paseando con un tipo que lleva su cabeza debajo del brazo, mirándonos desde lo alto de una nube tiene ese punto surrealista que tenemos los aragoneses”.
El legado de Labordeta

Han pasado ya casi ocho años de la muerte de Labordeta. Preguntamos a Viñuales cuál cree que ha sido su legado. “Creo que José Antonio nos ha dejado muchos legados, desde su muerte los aragoneses nos sentimos un poco huérfanos, pero si hay que destacar alguno yo me quedo con su honestidad, su franqueza, el apego y el cariño a su tierra. No desde una posición cerrada, si no de descubrir tu paisaje, y paisanaje, para sentirte ciudadano del mundo”.

En cuanto a si tienen otros proyectos sobre personajes aragoneses, Carlos Azagra nos comenta que: “El próximo proyecto que tengo con otro guionista aragonés, Juan Pérez Fernández, es sobre la vida de Durruti, que si bien era de León estuvo mucho tiempo en el frente de Aragón... Además es también universal, como Labordeta. Pero quien sabe. Hay muchos personajes aragoneses que me atraen… Goya, Luis Buñuel, Javier Tomeo, Joaquín Ascaso y toda la historia desconocida del Consejo de Defensa de Aragón.... El único órgano de gobierno que tuvieron los anarquistas en el mundo lo tuvieron en el Caspe republicano. El cómic puede servir todavía como arma didáctica”.

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