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Historia del cómic. Cualquier aficionado o aficionada de las viñetas nacidos sobre la década de los 60 o 70, suele contar con épica cómo esperaba con ansia la paga semanal que le daban para poder ir a la tienda de cómics y comprar el último número de su serie o su revista favorita. “Eran otros tiempos”, dirán. Y en efecto, el mercado editorial ha cambiado muchísimo desde entonces. A pesar de que España contaba con un largo catálogo de revistas de cómic, desde TBO hasta Víbora, las ventas cayeron y todo eso desapareció. Desde entonces, pocos proyectos han querido retomar ese formato, más allá de la satírica El Jueves, por ejemplo. Ahora se lleva comprar álbumes ilustrados o novelas gráficas. “Eran otros tiempos”, se resigna la gente del cómic.

Hoy empezará a llegar a las librerías y tiendas especializadas para poder empezar a venderse de forma oficial el lunes un proyecto kamikaze, de los que a veces demuestran que no todo es conformarse. Se llama Alta Tensión, lo edita Desfiladero Ediciones y se trata de una revista de cómic solo para adultos que aspira tener en 2020 una tirada trimestral. Pablo Herranz es su director, y cuenta a Culturplaza como la idea surge de dos cauces: la primera, la experiencia editorial de haber publicado, por una parte, álbumes ilustrados; y por otra, la revista infantil Xiulit. La segunda, la inspiración que les dio ir a Tenderete: “nos dimos cuenta, yendo allí a vender nuestros cómics, que había mercado (Es decir, artistas y público dispuesto a comprar lo que los artistas ofrecen) para poder hacer un producto underground pero continuado en el tiempo”, explica.

Por otra parte, Herranz se ha pateado las grandes ferias europeas de literatura, desde Frankfurt hasta Angoulême, observando las tendencias editoriales, y ha querido recoger algunas de ellas en este nuevo proyecto: “creemos que la situación editorial en España es extrapolable al resto de Europa o del mundo, pero no es así. En Francia o en Alemania el cómic se vende mucho mejor. Incluso algunas novelas gráficas a las que nos han comprado los derechos tienen más tirada fuera que dentro de España”, comenta Herranz.

Vuelta a Alta Tensión, el primer número de la revista cuenta con 66 páginas de puro cómic gamberro y subversivo, con contenido explícito (Ya advierte eso de “solo para adultos”) y firmas que recogen lo más emergente de València y España, y alguna firma internacional. De esta manera, firma la portada y una historieta interior llamada Akelarre el murciano Magius, que empezó a destacar a partir de su historia mafiosa El método Gemini. También participa Igor Hofbauer, croata pero habitual de Tenderete, que ilustra varias páginas a todo color con una historia sin diálogos de carretera, sexo y claustrofobia. En el apartado valenciano, destaca la firma de Luna Pan, con un trazo tremendamente elegante. Tras participar por Nimio, que recientemente ha ganado el premio a mejor fanzine en el Salón del Cómic de Barcelona, también lo hace en Alta Tensión, donde será una de las firmas habituales. Adrián Bago y Boris Caramull trabajan codo a codo para retratar el lado más oscuro de unos personajes que se mueven por València.

Y así, la revista también incluye las firmas de Ertito Montana, Amelia Navarro, Rut Pedroño, Pedro Villajero, Gerard Sanz, Sofia Olsson, Pedro Mancini, Iurhi Peña y Pedro d’Angosto.
La importancia del contexto

Alta Tensión contará con distribución en toda España y una tirada generosa, según confirma el propio Pablo Herranz. El objetivo es exportar ese espíritu que vieron en Tenderete más allá de su espacio-tiempo a través de las firmas que participan en la revista. Por eso, otra de las apuestas es no quedarse en una simple mención en una esquina de la página. La revista también incluye entrevistas o artículos sobre el autor de la historieta para que la gente pueda entender también el contexto socio-político de la historia que plantea, por ejemplo, Igor Hofbauer; o el momento concreto de su carrera en el que Magius ha dibujado la suya. “Un nombre sin más no sirve para nada, la revista también quiere descubrir y dar el contexto para que la gente no solo lea el cómic sino lo entienda también”, explica Herranz.

La portada y las 66 páginas de cómics de Alta Tensión son electrizantes y tremendamente estimulantes, además de un buen escaparate en libertad para las firmas locales de dibujantes. Como siempre se ha de decir en un proyecto en esta fase del desarrollo (a pocos días de ser publicado), todo se fía a la suerte del público: “creo que hay toda una generación que ha perdido el cómic, pero que ahora los jóvenes, los nuevos veinteañeros, sí están dispuestos a consumir cómic de esta manera”, augura Herranz. Habrá que redistribuir entonces dónde se gasta la paga semanal, así lo podremos contar las generaciones posteriores.

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