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Pese a que la crisis del coronavirus ha hecho que las ventas de libros digitales hayan aumentado más de un 50 %, la industria del cómic no acaba de subirse a esta ola por muchos motivos: unos románticos, como la fuerte vinculación al papel, y otros más terrenales, como un mercado resistente a los cambios.

En la actualidad Estados Unidos y Japón son los dos países del mundo en el que el mercado del cómic digital ha cogido velocidad a través de Comixology (propiedad de Amazon) y otras plataformas digitales. Así lo cuenta a Efe el experto en cómics Alvaro Pons, quien señala que la situación de España se puede hacer extensible a toda Europa.

Y Pons lo achaca a un "cúmulo de motivos" que van desde "la falta de un empuje editorial claro", a que el formato digital precisa de dispositivos de lectura que no están "tan introducidos" en la sociedad española, o a que el público lector en un porcentaje todavía importante es coleccionista y tiene "una fuerte vinculación con el papel".

Una particularidad ésta última a la que hay que añadir "una sensación de comunidad, de consumo colectivo que se da alrededor de la librería especializada" y a que, cuando en 2008 nacieron las iniciativas de cómic digital en nuestro país, la crisis que golpeó al país en ese año "desbarató todo plan de digitalización".

Desde la editorial Ponent Mont, su director Amiram Reuveni asegura que no ve "gran misterio" en la realidad del cómic digital español, sino una evidencia: "los cómics son una forma de arte que necesita papel. Hay que tocarlo".

Asimismo, desde ECC Ediciones reconocen que están "muy interesados" en el tema y esperan "tener noticias al respecto pronto". En su caso, argumentan que el motivo principal por el que aún no se ha desarrollado el cómic digital es porque su principal licenciatario, DC Comics, "aunque tenía clara su estrategia en Estados Unidos, donde les está funcionando muy bien, no tenía claro que quería hacer fuera de ese mercado".

"Ahora parece que sí, y que pronto podremos contar nuestros avances en ese sentido", aseguran desde esta editorial, que califica este mercado digital español de "infradesarrollado".

En la editorial Astiberri, a pesar de que ven "desventajas" en el cómic digital respecto al cómic físico, tienen ejemplos puntuales de apuestas por este sector, como son los cómics de "Orgullo y Satisfacción" o "Panel Syndicate".

"Nosotros hemos querido ofrecer cómic digital en condiciones: buenos precios, con buenos royalties para los autores. A pesar de ello, hasta hace muy poco creo que no hemos apostado por el digital de manera importante y, aunque seguimos pensando que nuestro negocio fundamental es el papel, sí empezamos pocos meses antes del confinamiento a replantearnos y potenciar el digital, con más salidas de títulos, promoción y demás", afirman desde Astiberri.

Y, qué opinan los autores. Según el valenciano Paco Roca, aunque el mundo del cómic "es muy variado", el género de súper héroes o el manga son los que funcionan mejor digitalmente porque suelen ser historias de una sola lectura y de formato más "desechable", además de que van a un "tipo de público en general más joven y que agradece el menor precio del cómic digital".

"En el cómic más de autor el formato es muy importante", asevera este autor, para quien "el papel, el tamaño o la edición son elementos que tanto el autor como el lector valoran y tienen en cuenta".

Unos elementos que "se pierden" cuando pasas al formato digital y que es la razón en la que han coincidido todos los consultados por Efe.

Y ¿qué haría falta para que se empezara a levantar el vuelo? Según Pons, en primer lugar hay que entender las "implicaciones" de un posible éxito del formato digital, que pasarían por "una fuerte contracción de las librerías y un aumento de los grandes distribuidores digitales".

"Hay una clara tensión entre lo que puede ser una ventaja de consumo y las desventajas contra una tradición de consumo y canal de venta", explica al tiempo que plantea que hay que ver si "la necesaria incorporación del consumo digital por el confinamiento ha roto barreras al consumo digital".

"Pero -añade- no olvidemos que ese consumo digital, si se hace masivo, es incompatible con la supervivencia de las librerías".

Además, España tendría que experimentar un cambio de hábitos de consumo como el que ha vivido el sector audiovisual, que ha visto en los últimos años -al contrario que el cómic- cómo han llegado un gran número de plataformas de contenidos.

En este sentido, alerta de que no sería solo un cambio de a quién compras, sino de cómo consumes: "mientras que en la música o el cine solo cambia qué aparato conectas, en el libro/cómic cambia por completo el sustrato, es un cambio importante que rompe el fetichismo del papel impreso".

El también autor de "La cárcel de papel" (editorial Confluencias) destaca algo que no es menos importante: el hecho de que tendría que empezar a haber una oferta "amplia y variada" que a día de hoy es "casi inexistente".

Una oferta que pasaría no solo por pasar los cómics en formato papel al formato digital, sino por ampliar la creación de cómics que nacen pensados para el formato on line.

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