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Un gracioso señor de bigote canoso y con gafas oscuras alarga el índice hasta tocar a un hombre araña vestido de licra azul y roja. Igual que Dios da vida a Adán en la obra de Miguel Ángel, el guionista Stan Lee crea con su dedo a Spiderman, protegido por Hulk y Thor en un gigantesco óleo. La Capilla Sixtina de los superhéroes, en el techo de la tienda Akira cómics (Av. De Betanzos, 74), cierra, como los Museos Vaticanos, la visita al mayor santuario de la historieta en España. Un museo y librería donde cuelgan ahora 40 páginas originales de algunos de los mejores dibujantes estadounidenses y europeos.

En 2014, la primera aparición de Superman alcanzó en una subasta de arte 2,8 millones de euros. Las paredes de la tienda, nombrada en 2012 la mejor librería del mundo por los Eisner —Oscar del cómic—, no tienen un original de la legendaria Action Comics, pero entre las históricas obras colgadas, se cuelan dibujos del genio del terror Richard Corben o Jack Kirby, rey de los superhéroes que da nombre al museo con el futurista personaje Kamandi, de los cincuenta. Es la joya de la corona.

"Una página original de Watchmen de Dave Gibbons alcanza a los 18.000 dólares y he visto portadas de Kirby subastadas por 30.000. En Francia, donde se valora más como arte que como colección, un Hergé (creador de Tintín) supera los dos millones de euros", explica Iván Marugán, dueño con su hermano de la tienda. Durante dos años ha buscado las obras: "Hay un gran negocio en la venta de originales". Y también falsificaciones y trampas en el precio. Para evitarlo, se codean con expertos como Daniel Aldonza, dueño del primer espacio de venta de originales en Madrid, El Arte del cómic.

La exposición es gratuita, aunque por su tamaño hay que reservar la visita en su web. “Queremos ser una tienda del siglo XXI, que no solo venda. Es una inversión”, cuentan los Marugán. Y luchar así contra la crisis de un sector que cierra cada día dos establecimientos. Se puede visitar los miércoles y sábados a las 17:30 y a las 19:00, y está abierta a todos. “Queremos llegar al público mayoritario. Mostramos la evolución de la creación”, explica.

Algunos autores ganan más por vender originales que con su sueldo. Es el caso, por ejemplo, de Alex Ross, que dejó de crear cómics para vender sus dibujos como cuadros o encargos. En el Museo Jack Kirby, varias cubiertas tienen su firma. Una página de su Kingdom Come recibe un trono de excepción. "Es la favorita", reseña Jesús Marugán, que año tras años viaja a la Comic-Con de San Diego para trabajar en mejorar la tienda y convencer a otros autores. "Hay cosas solo perceptibles en el original". No faltan Ibáñez o Jan, creador de Superlópez, que en el 15º aniversario hizo un dibujo del escaparate.

Como el resto de la tienda, la exposición está viva y seguirá creciendo. “Caben hasta 100 cuadros”. El museo se completa con un traje de Darth Vader, firmas y fotografías con ilustres que los visitan y el premio que los convirtió en mejores del mundo. En breve habrá una aplicación que servirá para comprar pero que derivará en una audioguía con curiosidades y recomendaciones.

Como todo museo que se precie, la visita cierra con cafetería y una tienda de camisetas. “Hemos hecho tríptico en inglés. Vienen hasta de Rusia”. Su objetivo es que sea La Meca por la que el aficionado esté obligado a pasar cuando pase por Madrid. Y rendir pleitesía así a Lee, Kirby, Broussard y los dioses paganos del cómic.

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