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La Catedral del Mar (Grijalbo, 2006), de Ildefonso Falcones narra la vida de la Barcelona del siglo XIV teniendo como punto central la construcción de la iglesia de Santa María del Mar. Un enorme éxito internacional que ha vendido más de 6 millones de ejemplares en todo el mundo y que ha sido adaptado a una serie de televisión. Ahora nos llega la versión al cómic, La Catedral del Mar (Random Cómics), realizada por la guionista Pilar Alonso y uno de los mejores dibujantes españoles actuales: Tomeu Pinya (Palma de Mallorca, 1982), con el que hemos hablado.

“Adaptar la historia al cómic era un desafío increíble –confiesa Tomeu-, no solamente por la responsabilidad de adaptar una novela de tanto éxito, sino por la dimensión del trabajo: ¡170 páginas en menos de un año! Nunca había hecho un proyecto tan largo, y siempre es complicado mantener el ritmo y el nivel a lo largo de todas esas páginas”.

En el prólogo del cómic, el propio Ildefonso Falcones se muestra encantado con esta versión. “La mayor parte de la adaptación –asegura Tomeu- ha corrido a cargo de Pilar Alonso, la guionista. Siempre hay que hacer sacrificios a la hora de pasar de un medio tan descriptivo como la novela a uno tan visual como el cómic, y creo que en general el guion ha mantenido muy bien la sensación general de la obra, a pesar de perder por el camino algunos personajes y escenas”.
Una fantástica reconstrucción de época

Basado en hechos históricos el libro (y el cómic) tiene como telón de fondo la construcción de la Iglesia de Santa María del Mar, en la Barcelona del Siglo XIV, y su impacto en los habitantes de la ciudad. La historia se centra en Arnau Estanyol, que llega a Barcelona en busca de una nueva vida como hombre libre, para lo que tendrá que enfrentarse a una de las familias más adineradas de la ciudad.

“Desafortunadamente no hemos podido coincidir en persona con Ildefonso Falcones –confiesa Tomeu-, pero ha estado muy atento al desarrollo y nos ha comentado muchos detalles que quería incluir. Ha sido muy exigente con su visión del proyecto y esto nos ha obligado a darlo todo para estar a la altura”.

Como la novela, el cómic se centra en la vida de la gente normal de la época, los siervos. “Desde el punto de vista gráfico –asegura Tomeu-, para mí ha sido muy interesante intentar describir el mundo cotidiano, fuera de los grandes hitos históricos: qué había en las casas, cómo eran las herramientas, las calles… La documentación fiable ha sido difícil de encontrar, pero el proceso ha sido muy gratificante”.


“La iglesia tenía un poder enorme”

Como ya sabéis, en esa época la Iglesia y su Inquisición, eran la ley. “La iglesia tenía un poder enorme, para lo bueno y para lo malo –asegura Tomeu-. Era un gran aglutinador social, como demuestra el trabajo incansable de los bastaixos, pero también un estamento que luchaba por su cuota de poder y dinero, como demuestra el corrupto inquisidor Eimeric”.

“En cuanto a la relación entre siervos y nobles –continúa el dibujante-, el libro la describe como de sumisión y de abuso muchas veces, pero también recalca los derechos que cada siervo tenía y podía en un momento dado hacer valer”.


Los protagonistas

Una de las cosas más complicadas de adaptar una novel tan popular es que cada lector tiene una imagen formada de los protagonistas. ¿Cómo es el Arnau de Tomeu Pinya? “Arnau es en muchos aspectos un hombre adelantado a su época, en su relación con otras razas, y hasta cierto punto con las mujeres. Sobre todo es un ejemplo de resistencia, de solidez. Es capaz de aguantar con resignación las grandes desgracias que la novela le impone, y resurgir más fuerte”.

“Físicamente –añade-, ha sido interesante pasar del niño inocente al adulto recio pero amable que el libro describe. Arnau termina pareciéndose bastante a su padre, especialmente en las escenas del juicio”.

En cuanto a los otros protagonistas, Tomeu confiesa que: “Personalmente disfruté mucho con el diseño de Guillem, el amigo musulmán de Arnau, y también de Mar, a quien vemos crecer y convertirse en una mujer fuerte e interesante”.

“El otro personaje que fue un reto –concluye- era el inquisidor Eimeric: no salía demasiado, pero tenía que resultar ladino y amenazador casi instantáneamente, el brazo de una iglesia oscura e interesada capaz de hundir la vida de Arnau. Los villanos siempre son interesantes de dibujar, y éste no fue una excepción”.


La Catedral del Mar


En cuanto a la catedral del cómic: “La inspiración no podía ser otra que la auténtica Santa María del Mar –asegura Tomeu- teniendo este edificio espléndido, ¿para qué buscar en otra parte?”

“La mayor dificultad –continúa el dibujante- ha sido encontrar documentación sobre los procesos de construcción de la época: herramientas, materiales, andamiajes… Tuve la suerte de que me recomendaran el trabajo de Chema Román y Jaime Nuño González, que han publicado un par de excelentes libros sobre la vida medieval que me han sido de gran ayuda, junto a otras muchísimas fuentes”.

Tomeu asegura que esta complicada adaptación le ha servido para darse cuenta de algo: “Como dibujante, la importancia del entorno en una obra histórica. Cómo los pequeños detalles son los que construyen un mundo coherente y sólido, aunque esté muy alejado de nosotros en el tiempo”.
Dibujado en un tiempo récord

Afrontar un proyecto tan complicado y de tanta responsabilidad como este tampoco ha sido fácil. “El proceso de trabajo en este proyecto me ha obligado a depender de otras personas, lo cual en el cómic europeo es relativamente raro –confiesa Tomeu-. En este caso, por la velocidad a la que había que trabajar y la cantidad de gente implicada, había que dejar a parte algunas ínfulas de autor y hacer concesiones”.

“Afortunadamente –continúa-, el equipo era muy bueno y siempre dispuesto a ayudar. Quiero destacar sobre todo a Ester Lovera, la colorista, que ha hecho un trabajo excelente en tiempo récord, y siempre ha estado animándonos al resto, y también al equipo de la editorial, que ha mediado con el resto de agentes para que el libro quedara lo mejor posible. Han hecho de un proyecto titánico un encargo muy agradable”.

En cuanto a su estilo para el cómic, Tomeu confiesa que: “En lo gráfico, esta obra es hasta la fecha mi cómic más realista. Esto no fue una exigencia del autor, pero salió orgánicamente: por un lado me apetecía darle un sabor que recordara a los cómics clásicos, por otro, al trabajar con un estilo realista la codificación del entorno histórico ha sido menor, y eso me ha ahorrado tiempo y dolores de cabeza”.

Por último, Tomeu Pinya nos avanza su nuevo proyecto, que también está relacionado con la historia: “Ahora mismo trabajo en un nuevo cómic llamado Posturismo, ambientado en Madrid en los años 20 y con gran presencia de personalidades de la época: Lorca, Unamuno, Valle-Inclán… ¡Un código completamente distinto, pero espero que igual de satisfactorio!”

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