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Dos personajes con un mismo nombre: Marc Lombart. Dos protagonistas y un mismo sino: vivir una aventura a costa del Santo Grial. Solo un acrobático salto en el tiempo –que se evidencia por el trazo del dibujo– separan a nieto y abuelo, que tratan de desvelar el enigma del cáliz en un cómic que abunda en localizaciones aragonesas como San Juan de la Peña, la catedral de Jaca, la estación internacional de Canfranc o el pueblo de Santa Cruz de la Serós. El libro, que acaba de sacar al mercado GP Ediciones, lleva la firma del arqueólogo e historiador Abraham García y las ilustraciones de Jaime Carañana.

Por todos los citados espacios deambuló el cáliz más verosímil asociado a la Última Cena de los que se conservan. Según la tradición laurentina, salió de la catedral de Huesca en 1399 y recaló en el palacio de la Aljafería poco antes de que el rey Alfonso V lo enviara a Valencia, donde se conserva desde 1424. "Los autores nos presentaron el proyecto del Grial, pero solo la parte en la que salía Valencia. Como había alguna viñeta en la que se hacía referencia a San Juan de la Peña, nos pareció oportuno proponerles hacer una historia previa con Huesca como protagonista", explica Daniel Viñuales, responsable de GP Ediciones, que cuenta que –en realidad– la primera parte del cómic es la segunda que se dibujó.

La historia lo tiene todo: intriga, persecuciones, algún que otro amorío frustrado e incluso nazis y su búsqueda del Grial en la abadía de Montserrat (Barcelona) por una errada traducción de Mont-salvat que aparece en el ciclo de los Nibelungos (Hitler era fanático de la leyenda y de las óperas de Wagner). Por haber, hay incluso inscripciones en fenicio en las bóvedas de San Juan de la Peña y un abad que no tiene remilgos a la hora de golpear a sus enemigos con un contundente crucifijo.
Dos técnicas distintas

Todo esto en la primera parte, con el Marc Lombart abuelo, de quien se dice que la Resistencia francesa lo envió a España para impedir que los nazis se hicieran con las reliquias. En Huesca conoció a Iguazel Arnal, con quien acabaría casándose y con quien tendría un hijo, que luego le daría un nieto tan aventurero y temerario como él. Es este otro Marc Lombart el que protagoniza la segunda parte del cómic titulada ‘La última gota’.

"La idea de contarlo en dos voces es mérito del guionista. A nosotros nos gustaba mucho cómo Carañana había dibujado la parte de Valencia y creíamos que quedarían muy bien San Juan de la Peña o la estación de Canfranc dibujados por él. Abraham García pensó que podría ser una buena manera de contar la historia si añadía al abuelo. Así dos generaciones de la misma familia se enredan en una misma trama a lo largo de los años", cuenta Viñuales, al tiempo que adelanta que el autor prepara ya otra aventura con ambos personajes.

El ilustrador ha empleado dos técnicas diferentes para cada una de las partes. La mitad de Valencia está dibujada a lápiz y tinta, mientras que la de Huesca se ha hecho con una tableta digital. "Pero todo es a mano, que nadie piense que se elimina esa parte del trabajo, aunque es mucho más cómodo y limpio trabajar directamente en pantalla", puntualizan.

‘El rastro del Grial’ tiene 56 páginas e incluye, a modo de epílogo, tres mapas: uno del centro de Valencia, otro del monasterio de San Juan de la Peña (con su panteón de nobles y su capilla de San Victorián) y otro de la ciudad de Jaca, en el que se marca el recorrido que sigue Lombart en el cómic, tanto en su coche como a pie. Están dedicados "al lector ávido que desee experimentar en primera persona los itinerarios realizados por los héroes", se lee. Y, aunque no aparecen en los planos, "merecen una mención especial la bellísima estación de Canfranc y el encantador pueblo de Santa Cruz de la Serós", escriben los responsables de la edición.

El Gremio de Editores de Aragón (Aeditar) y el Ayuntamiento de Muniesa están preparando para el próximo día 21 la segunda edición de la cita ‘Bosque de editores’, que este 2020 estará dedicado a la memoria del ilustrador Juan García Iranzo. Está previsto que en la llamada huerta del Cura se plante un árbol simbólico para homenajear al que fuera creador de personajes como El Cachorro o La Familia Castaña. García Lozano nació en 1918 en Muniesa y estudió Bellas Artes. Su primera gran oportunidad llegó en 1940, cuando comenzó a trabajar en la animación dentro de los Estudios Chamartín; allí conoció a historietistas tan prestigiosos como Peñarroya, Cifré o Escobar. En 1944 ya estaba colaborando en la revista ‘Leyendas’, donde creó las series ‘Dick Norton’ y ‘Antonio Barbas Heredia’. En 1946 Iranzo estaba dibujando para cuatro editores diferentes: Gil, Hispano Americana, Bruguera y Toray. En esta última obtuvo su primer gran éxito, ‘El Capitán Coraje’. Luego reforzaría su relación con Bruguera, con ‘La familia Pepe’ como creación estelar. Su obra más famosa llegó en 1951: ‘El Cachorro’, a la que seguiría la también célebre ‘Dick Relámpago’. Iranzo siempre primó el entretenimiento en el trabajo: su afán era divertir. Bruguera reeditó ‘El ‘Cachorro’ en los 70, y en los 80 pasó por ‘Makoki’ o ‘El Víbora’. Se dedicó a la pintura en los últimos años de su vida; murió en 1998.

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