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La  muestra, compuesta en su totalidad por dibujos originales –algo inusual en estos tiempos en que casi siempre se trabaja en digital–, se abre con la famosa primera portada de Nazario. Y en ella aún aparece el título de Goma-3, como iba a llamarse en un principio la revista si bien las autoridades de la época no lo autorizaron por su similitud con el explosivo utilizado por ETA. Sin duda, toda una declaración de intenciones de la publicación, que llegaba para romper con todo.

«Hay cosas que publicamos en esos años que hoy no me atrevería a publicar. El humor no debería tener esos vetos, pero ahora prima la autocensura porque hay temas que no se pueden tocar», ha reconocido Bernárdez, quien ha reivindicado el papel de este tipo de revistas porque «normalizaron» muchos temas que antes parecían tabú.

El Víbora dejó de editarse en enero del 2005, herida de muerte por la crisis de las publicaciones en papel y la caída de lectores. Y por lo que ha dicho Bernárdez las posibilidades de que vuelva a llegar a los quioscos son casi nulas. «Fue hija de su tiempo y cumplió su objetivo durante esos años, publicarla ahora no tendría demasiado sentido», ha dicho.

El Víbora importó el manga cuando nadie lo conocía y dio a conocer a muchos autores. En la exposición, por ejemplo, hay un dibujo de Ops, el primer seudónimo de El Roto. La muestra también cuenta con representación aragonesa con dos historietas de los años 80 de Alberto Calvo y Calpurnio (en la revista también colaboraron Luis Royo y Francis Palacios). 

La exposición, que estará en la sala de La Cripta del Centro de Historias hasta el 18 de abril, recuerda el número especial que realizó la revista con motivo del golpe de estado del 23-F o la fotonovela que Almodóvar publicó en ella en 1982. La muestra sumergirá al visitante en el universo de El Víbora, una publicación que llegó a imprimir tiradas de 80.000 ejemplares y que se rebeló contra el orden establecido y la estética convencional

La revista ‘El Víbora’ dio una alegría a sus incondicionales durante el confinamiento de marzo y lanzó una versión ‘online’ y gratuita con una antología de sus mejores historietas. Fue un regreso efímero, pero durante seis semanas las viñetas restauradas de Nazario, Max o Gallardo pudieron disfrutarse «con una calidad jamás vista», tal y como ha recordado el director de la editorial La Cúpula, Emilio Bernárdez, que ha destacado que esa  versión llegó a congregar a más 130.000 lectores. Así, no ha descartado que la revista vuelva a resurgir en versión ‘online’, aunque siempre de una forma temporal y efímera como en marzo.

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