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El 20 de enero de 1958 apareció la primera aventura publicada de dos personajes detectivescos que acabarían siendo los más ilustres de la historieta española. Mortadelo y Filemón están a punto de llegar a las seis décadas de existencia y su autor, Francisco Ibáñez (Barcelona, 1936) sigue, a los 80 años, creando nuevas aventuras para deleite de sus fans. Ahora, EL MUNDO y Marca ofrecen a sus lectores la posibilidad de disfrutar de sus mejores historietas en una colección única de 40 tomos encuadernados lujosamente en tapa dura. A partir de este domingo, los agentes de la T.I.A. llegan cada semana al quiosco.Mientras sigue dibujando como un loco, con la vista puesta en el 60º aniversario de 2018, Ibáñez saca un hueco para presentar esta colección, que él mismo dice que va más allá de los detectives (uno calvo y con gafas, el otro con dos pelos) que le dan nombre. Así, el Súper, Ofelia, Bacterio, Rompetechos, el botones Sacarino y muchos más acompañan a Mortadelo y Filemón en este viaje de más de 5.000 páginas. "He conseguido", explica Ibáñez, "que no fuera lo clásico de un solo personaje. Cuando empecé, parecían tontos hablando en las viñetas, así que yo siempre les ponía un interlocutor. Sólo Rompetechos no lo tenía, pero tiene bastante gracia para que no lo necesite".El historietista más ilustre de España, compañero de aquellos autores que formaron una generación única en la Editorial Bruguera (Escobar, Vázquez, Raf), dice que el esfuerzo varía mucho entre un álbum y otro, aunque "es mentira eso de que vienen las musas al tablero y te soplan. En mi puñetera vida me ha soplado una musa de ésas en la oreja. No queda más remedio que apretar la cabeza con las manos hasta que brotan las ideas".Eso sí, en muchos casos la memoria es un arma fundamental. "Sacarino recordaba mis tiempos de botones en un banco", recuerda. "Entré de botones, y a los cuatro o cinco años, cuando la gente empieza a pensar en ser director general, yo vi que no había futuro y me marché con lo mío a hacer historietas. Fue un día feliz por mi parte... y por la del banco, seguro que también descorcharon champán".Lo que sí tiene claro es que el objetivo último de sus cómics es que la gente se ría, sin interpretaciones y dobles lecturas. Incluso en un libro como El tesorero, publicado el pasado año, y en el que se hace una clara referencia a Luis Bárcenas y a los casos de corrupción en el Partido Popular. "Hay gente que se lo toma muy en serio", explica de sus obras, "diciendo que en Mortadelo y Filemón hay salvajismo porque en una viñeta se caen del Empire State y en otra se van al fondo del volcán Krakatoa. Pero en la viñeta siguiente salen tan contentos, por ejemplo Mortadelo limpiándose la levita, y diciendo 'jo, qué caída más tonta'. Hace que la gente se lo tome a coña".Por eso, en vez de evocar referencias culteranas, Ibáñez insiste: "Mis historietas son casi un reflejo de lo que fue aquel celuloide rancio que a mí me gustaba horrores, películas de Harold Lloyd, la Alegre Pandilla, Jaimito e incluso del propio Charlot donde el tema no tenía mayor importancia, sino que cada medio minuto ocurría un nuevo gag, un trompazo o una animalada".Nada que ver, en cualquier caso, con los videojuegos. "Sí, yo también me asusto cuando veo a mis nietos matando enemigos y no de uno en uno, sino de cien en cien o de mil en mil, pero pasará y saldrán cosas nuevas". ¿Habrá entonces un videojuego de Mortadelo y Filemón? "No quiero meterlos en las pantallitas", sostiene su autor. "Ya han hecho un par de películas, una con personajes reales y otra de dibujos, por cierto magníficas ambas, y con eso es suficiente".También tiene otras fobias a la hora de hacer álbumes:"Ni de equipo de fútbol ni de política. Algún día crearé un partido político que llamaré 'Mortadelita Filemonero Español' y seguro que tendré más votos que muchos de los que nos están haciendo la puñeta», comenta entre risas.

Lo que sí le motiva es que esta colección acompañe a las páginas de deportes de EL MUNDO y Marca, aunque él mismo no se considere la persona más deportiva del mundo. "Mi deporte preferido es estar con los amigos y echar una partida al dominó o al póquer. Lo máximo que he hecho por recomendación facultativa ha sido nadar y andar. Empecé nadando, haciendo 40 largos diarios, y cuando te crees un Mark Spitz, un Weissmuller o un campeón olímpico, ves en la calle de al lado a una cría de 10 u 11 años que en el tiempo que tú haces un largo, ella hace cuatro o cinco... Se te cae el mundo a los pies y mandas a hacer puñetas la piscina. Me voy a caminar que es más distraído. El deporte que haces solo es lo más aburrido y pesado del mundo".Esto no es obstáculo para que, cada cuatro años, aparezca una nueva aventura olímpica de Mortadelo, un terreno en el que se mueve mejor que el fútbol "Los Juegos están bien porque tienen muchas disciplinas, hay variedad, pero lo del fútbol es tremendo. Lo hice tan feliz pensando que iba a salir bordado, y a los cuatro días los tacos se estaban prodigando, no los de las botas de los futbolistas, sino los que soltaba yo. Estaba hasta el gorro de hacer tacos. Y además es un tema muy monótono, sobre un deporte que nunca me ha llamado demasiado la atención. Aquello fue tremendo, pero continúa saliendo, me pongo delante del papel en blanco y siempre sale algún tema para acompañar y que no sea todo fútbol. Los personajes pueden salirse de allí y que haya variedad. Que el público no diga 'éste no entiende ni torta, se le nota a la legua' y que acabe satisfecho".Algo parecido a la Vuelta a España, que también corrieron los dos berzotas de la T.I.A. "Lo laborioso no era pintar ciclistas, sino pintar las ruedas: los dibujantes no podemos usar el compás para pintar círculos porque queda muy frío, muy feo. Hay que hacerlas a mano, a pulso, y meter en cada viñeta lo que llaman la jodida serpiente multicolor, con 40 ciclistas, que son 80 ruedas. Aquello era espantoso, tremendo, llega un momento en que odias hacer las ruedas y las pintaba cuadradas o triangulares porque estaba hasta las narices. Pero es una vez en la vida y cuando terminé me dije: 'ya está bien, se acabó'»."Bastante tengo con el deporte que hago, que ya termino harto", suspira. "Hice los Juegos de Río y no quiero saber nada de deporte hasta dentro de dos años que haga la de fútbol o dentro de cuatro el de los Juegos. Estoy hablando de aquí a dos o cuatro años, parece mentira un tío con mi edad que hable de fechas a cuatro años vista pero ahora estoy metido en el segundo cincuentenario de Mortadelo y Filemón y suelo decir que cuando empiece el tercero ya verás".

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