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Cuando al dibujante francés Rob Vel le pidieron que creara un personaje de ficción para un magacín juvenil, tuvo claro dónde buscar inspiración. Basado en su propia experiencia, como camarero en barcos navieros, Rob Vel ideó en 1938 a Spirou, un botones que trabajaba en el hotel Moustique y al que le pasaban todo tipo de aventuras. “Se trata del personaje de cómic de la escuela franco-belga más antiguo y que sigue en activo”, cuenta Lorenzo Soto, responsable de programas con jóvenes lectores de la Fundación Germán Sánchez Ruipérez-Casa del Lector. Desde esta institución, en colaboración con la Dibbuks (editora actual de la serie), han organizado Spirou en Madrid (hasta el 11 de julio), una ambiciosa exposición que evidencia el legado y la relevancia del botones más famoso del mundo.
“A pesar de su importancia e influencia, Spirou es un personaje no tan conocido en España”, apunta Soto. El botones apareció en plena Guerra Civil, antesala de la II Guerra Mundial, por lo que sus primeras aventuras llegaron al público español en los años sesenta. “Y en esa época no se podía acceder a muchos cómics de fuera: de la línea clara [estilo de historieta caracterizado por la definición exacta de la línea y por una narrativa clásica] Tintín. Y apareció tarde. Por lo que esta muestra es una buena oportunidad para conocer al personaje”, relata Soto.
Así, se puede recorrer la vida del botones —que, como Tintín, acabó siendo periodista, pero que nunca perdió su característico traje rojo— y la de sus colegas Fantasio, la ardilla Spip o el Marsupilami a través de la reinterpretación que han realizado un centenar de interesantes ilustradores como Pepe Larraz, Marta Alonso Berná, Juan Berrio, Jorge González, Sonia Moruno, María Emege... También se pueden hojear volúmenes de todas las épocas del héroe.
Aunque Spirou fue ideado por Rob Vel —a petición de la editorial belga de Jean Dupuis—, a diferencia de otros héroes del cómic se trata de un personaje coral: muchos dibujantes le han dotado de personalidad. “Se podría decir que tiene varios padres, cada uno con su estilo. Y que cuenta con diferentes series”, aclaran desde Dibbuks, que sigue publicando tanto la serie regular como un conjunto de cuidados volúmenes-homenaje (Una aventura de Spirou por...).
Una de esas interpretaciones es El pequeño Spirou, curiosamente mucho más popular en España que su encarnación adulta: “Ese éxito se debe a la popularidad que obtuvo gracias a la prensa, concretamente por El Pequeño País”, dice Lorenzo Soto. El mozalbete también vestía de rojo botones, pero tenía un carácter diferente de su versión adulta —“más canalla y cabroncete”, bromea Soto—.
Todas esas versiones han dotado a Spirou de una influencia mayor que otros personajes, tanto cultural —el Botones Sacarino guarda parecidos razonables con Spirou— como generacional. “Algunos espectadores descubrirán los orígenes del héroe”, resume Soto, “otros se reencontrarán con el personaje y se lo enseñarán a sus hijos”.
La idea original de Spirou fue de Jean Dupuis, fundador de la editorial belga homónima. En 1938 el dibujante francés Rob Vel (Robert Velter) le dio forma como un conserje del ficticio hotel Moustique protagonista de diversas aventuras en la publicación Le journal de Spirou. En ese periodo, también le dieron forma otros dibujantes destacando las aportaciones de Jijé.
En 1947 Franquin comienza a dibujar al personaje. A Fantasio, periodista e inseparable colega de Spirou, se unen Marsupilami, un avispado y curioso animal de color amarillo y manchas negras; el Conde de Champignac, un científico ilustrado y alocado; o Zantafio, primo maligno de Fantasio y archienemigo de los héroes. Sus aventuras se relatan ahora en historias conclusivas.
Franquin dio en 1969 el relevo a Fournier, que introdujo en la serie temas como la contaminación ambiental o el peligro de las dictaduras. Nic & Cauvin fueron los siguientes responsables de diseñar al ahora periodista Spirou (entre 1980 y 1983). Tome & Janry firmaron sus historietas hasta 1998 para dar el testigo a Morvan & Munuera (desde 2004 hasta 2007). Los últimos responsables de la serie regular son, desde 2010, Yoann & Vehlmann, aunque otros dibujantes (Trondheim, Emile Bravo...) han realizado varios homenajes.