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Benoit Peeters: "Las grandes ciudades corren el peligro de convertirse en museos para ricos"
Hay autores de cómics que recrean a la perfección el mundo en que vivimos, pero hay otros visionarios que consiguen crear una nueva realidad, como Benoit Peeters y François Shuiten, que llevan 35 años dando vida a un mundo paralelo al nuestro al que llaman Las ciudades oscuras (Norma Editorial), una de las sagas más premiadas del cómic europeo. Benoit (Bélgica, 1956) ha estado en Madrid, para dar una conferencia en el Instituto Francés, y hemos hablado con él sobre ese universo y sobre la última obra del dúo: Volver a París (Norma Editorial), un relato futurista donde esa ciudad se ha convertido en un museo para ricos.
“Las ciudades oscuras -nos cuenta Benoit- es un desplazamiento en el espacio, como si hubiese una falla que nos lanzase a un universo diferente. Mientras que Volver a París, escribe un ciclo nuevo, al que podíamos llamar Las ciudades futuras, ya que la acción transcurre en nuestro mundo, en París, pero en el año 2156. Por lo tanto, reconocemos la ciudad de París, aunque es poco probable que en un futuro sea como la imaginamos. Pero como nuestros lectores no estarán allí para comprobarlo, no hay problema”.
“La protagonista de la historia –asegura Benoit- es una joven heroína que ha vivido toda su vida en una colonia espacial muy lejana de la tierra. Pero está fascinada por la ciudad de París, por razones que se irán descubriendo poco a poco. Durante toda su vida recopila imágenes sobre ella y reconstruye en su mente una imagen de París que mezcla realidad, sueños, imágenes de Julio Verne… Y cuando por fin viaja a París se pregunta si lo que descubrirá se parecerá a lo que ha imaginado. Al principio sufrirá un shock, porque llegará a un páramo. Y tendrá que merecerse París, irla descubriendo poco a poco. Y adaptar su imaginación a la realidad”.
París convertido en un museo
En ese futuro utópico la ciudad de París se ha convertido en un museo gigantesco. Y es que, según Benoit, las grandes ciudades se están convirtiendo en eso: “No solo París, sino también Barcelona, Amsterdam y otras ciudades europeas están saturadas por los turistas, hasta el punto de que es dificil llevar una vida cotidiana normal. Por ejemplo, los pequeños puentes de Amsterdam, que no están preparados para el continuo flujo de turistas”.
“Llevando eso al límite -continúa- imaginamos que en varias ciudades europeas la economía se ha vuelto únicamente turística, y que los turistas cada vez exigen más: Quieren que haga buen tiempo, que la luz sea perfecta… que los parisinos vistan como uno se imagina que tienen que vestir, que el agua del Sena sea pura y te puedas bañar… y por tanto esas ciudades acaban convirtiéndose en sitios donde no se puede vivir y los residentes desaparecen”.
“Por eso –continúa- el centro de esas grandes ciudades turísticas y la periferia son tan diferentes: vivir en París es imposible para una familia con ingresos normales, y es en el extrarradio donde se forman los barrios de la gente con menos recursos. Eso pasa en todas las grandes capitales. La gente normal no puede vivir en el centro y tiene que residir muy lejos, con los consiguientes problemas de transporte, atascos…”.
“Por eso pienso que este cómic –añade- no es una historia de ciencia ficción sino de anticipación. Jugamos con el tiempo y el espacio para hablar de los problemas de hoy y a donde nos pueden llevar si no los solucionamos. Y es que ese París vitrificado del cómic, por muy bonito que parezca, es una crítica y una pesadilla que parte de la situación actual”.
La ciudad futura ideal
Peeters y Schuiten llevan desde 1982 construyendo ese mundo paralelo de Las ciudades oscuras, en una quincena de álbumes de cómic, objetos, discos e incluso falsos documentales. Tras ese largo estudio… ¿Cómo sería para el la ciudad ideal?
“Lo primero –asegura Benoit- sería deconstruir ese concepto de la ciudad ideal, que a menudo corresponde a una planificación. La Utiopia de Tomás Moro es una planificación. Creo que la ciudad ideal realista debería acoger la complejidad, la diversidad, la contradicción… y esa mezcla extraordinaria de pasado, presente y futuro que construye una ciudad. En la que convivan sus memorias estratificadas y la proyección futura”.
“Creo que lo fundamental –añade Benoit- es que nos replanteemos la escala ideal de las ciudades. Las actuales ciudades gigantescas son una locura. Habría que plantear microciudades relacionadas entre ellas. Y que tuvieran una mezcla de lo rural y lo urbano. Porque nos gustan esos dos polos. De vez en cuando necesitamos un poco de aire puro”.
“Cuando pienso en ciudades gigantescas –continúa- , como Pekín, Seoul, Sao Paulo, creo que esas ciudades se han convertido en gigantescas maquinarias contra sí mismas. Las razones que esa poblaciones tienen para estar juntas se ven anuladas por el grado de gigantismo de las urbes”.
“La ciudad ideal para mí, que no tengo responsabilidades políticas, sino solo ensoñaciones, tendría una escala que correspondería a la del cuerpo humano –comenta el autor-. Una ciudad media, con una parte peatonal importante, y que se pueda atravesar a pie o en bicicleta sin dificultad. Pero al mismo tiempo –asegura- la imagino en constante movimiento, con interacciones entre habitantes que desplacen los centros urbanísticos y los lugares tan compartimentados que tenemos ahora”.
Ciudades vivas
Las historias y los protagonistas de cada historia de Las Ciudades Oscuras son diferentes y pueden leerse en cualquier orden. Pero todos comparten la idea de ciudades inabarcables, casi como si estuvieran vivas y creciesen. Y en las que se mezclan presente, pasado y futuro; y todo tipo de estilos arquitectónicos.
“Nuestras historias son fábulas, metáforas –asegura Benoit- Cada una de nuestras ciudades lleva una idea hasta el límite… como las ciudades obsesionadas con el trabajo y el crecimiento continuo, las ciudades que reniegan de su memoria… Son ideas que dibujadas quedan muy bien, pero si se cumpliesen serían auténticas pesadillas”.
“La ventaja que tenemos frente a los arquitectos urbanistas es que nuestras ciudades son imaginarias, nadie tiene que vivir en ellas. Por eso podemos llevar al extremo los elementos positivos y los negativos, como pasaba en Metropolis, de Fritz Lang, o Brazil, de Terry Gillian. Son ejemplos perfectos que han contribuido mucho a la reflexión sobre las ciudades pero, precisamente, porque son contramodelos”.
Además, los libros de Peeters y Shuiten “Nos permiten viajar a bajo coste –asegura Benoit- y descubrir nuevos conceptos de ciudades, cuyas arquitecturas las hacen muy seductoras. Es una ambigüedad, porque al ver nuestros cómics pensamos que serían ciudades muy bonitas y agradables. Pero cuando leemos las historias, la cosa cambia”.
“Recuerdo una anécdota de un viaje a China –asegura el autor- cuando presentamos nuestros álbumes y, al salir, se nos acercó un hombre que nos dijo: “Esa arquitectura es formidable. Hay que construirla en China". Era un promotor inmobiliario que quería construir nuestros edificios. Y para nosotros era una idea horrorosa. Porque quería coger nuestras imágenes monumentales, desmesuradas, y construir esos edificios tan locos para que las personas viviesen dentro. Ese contrasentido nos hizo reflexionar mucho porque, que algo se pueda construir no significa que deba hacerse. Era un homenaje envenenado, en cierta manera”.
Un dibujante excepcional
Guionista y dibujante son amigos desde los 12 años y siempre soñaron con trabajar juntos. François Schuiten (Bruselas, 1956) pertenece a una de las familias de arquitectos más famosa de Bélgica y, aunque no estudió arquitectura, como su padre y sus hermanos, diseñó el Pavillion de l´Utopie para la Expo 2002 de Hannover y se ha encargado de la decoración de sendas estaciones de metro en París y en Bruselas.
“Schuiten –asegura Peeters- es un dibujante excepcional. Dedica una semana a cada página de Las ciudades oscuras y dos o tres años a cada álbum. Y le gusta experimentar en cada trabajo, por eso algunos álbumes son en color y otros en blanco y negro. Es una forma de experimentar y transformarse que impide que se canse del trabajo y conserve intacta su energía. También cambiamos de personajes, de ciudades y por lo tanto adapta su estilo en cada trabajo”.
“Los originales de Schuiten –comenta Peeters- Son espectaculares. Hay que destacar que todo lo hace él, frente a otros dibujantes que usan ayudantes, desde el dibujo al entintado, y que no trabaja con el ordenador, sino con herramientas tradicionales.
“Por ejemplo –continua- cuando añade el color, reinventa el dibujo. A veces no sabe cuáles van a ser los resultados finales por lo que experimenta. Además, se preocupa de todos los detalles, desde los bordes de las viñetas hasta el diseño final de los libros. Eso ralentiza muchísimo su ritmo de trabajo pero, afortunadamente, es algo que podemos permitirnos, porque nuestros álbumes funcionan muy bien. En cierta forma somos vestigios del pasado”.
Uno de los mayores expertos en Hergé
Además de guionista de cómics, Benoit Peetes ha escrito ensayo, biografía, historia ilustrada, fotonovela, cine, televisión y teatro radiofónico. Y es uno de los mayores expertos en la obra de Hergé (Tintin), sobre el que ha hablado en el Instituto Francés de Madrid.
“Es una cuestión generacional –asegura-. Cuando yo era un niño Hergé era el gigante del cómic y me fascinaba. Luego tuve la suerte de conocer a Hergé y entrevistarle. Y sin darme cuenta me convertí en un experto en su obra; y siguen pidiéndome libros (lleva escritos tres) y conferencias sobre él”.
“Lo que más me influyó de Hergé –confiesa Benoit- es que demostró que el cómic podía hablar de todo, desde la guerra hasta los sentimientos; además de conquistar la luna, viajar a países lejanos, mezclar la aventura y el humor (algo que hizo mejor que nadie). Además, hizo crecer el lenguaje del cómic en una época en la que no había especialistas, ni críticos. Y contribuyó a la idea del cómic como arte y como negocio, porque su éxito disparó el sector. Hergé es una inspiración para cualquier dibujante o aficionado al cómic”.
Benoit reconoce también su deuda con Julio Verne, al que ha homenajeado en su obra en varias ocasiones: “Verne es un hombre de grandes mitos, como De la tierra a la luna, La vuelta al mundo en ochenta días, 20.000 leguas de viaje submarino… Por eso, aunque no se lea tanto como antes, construyó arquetipos que permanecen en la memoria colectiva. En cierta forma novelaba el saber de su época. Otra cosa fascinante de Verne –asegura- es esa mezcla de texto y grabados de sus libros, que casi son inseparables, y que convierten a esas ediciones en auténticas joyas".
Sus proyectos
Sobre sus proyectos Peeters nos comenta que: “Schuiten está realizando un álbum por su lado, que será una variación personal de los personajes de Blake y Mortimer. Y yo trabajo con una joven artista, en un cómic de comedia en torno a los experimentos de mi juventud como cocinero a domicilio, para pagarme los estudios.
En cuanto a proyectos comunes con Schuiten, preparamos una exposición sobre Winsor McCay, el creador de Little Nemo, que se verá en Normandia durante todo el verano.
Y sobre el próximo álbum de Las ciudades oscuras: “Con tanto trabajo no podremos planteárnoslo hasta dentro de dos o tres años” –asegura Peeters-.