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Cuando se disponen unos dibujos en serie constituyen un relato narrativo gráfico con carácter fantástico, de aventuras, y en los últimos años costumbrista. Con texto o sin él, son generados por los llamados historietistas, de los cuáles muchos no pasan de un anonimato a lo largo de su carrera, que les lleva a abandonar esta práctica gráfica. Otros, por razones de peso llegaron a ser grandes creadores de fuste pero con una producción limitada, convirtiéndose sin querer en maestros y referentes de generaciones posteriores. Son profesionales que han vivido la viñeta con pasión y han desarrollado la profesión aportando elementos diferenciadores como estilos narrativos concretos y un estilo artístico con un trazo de fuerza mayor. Es el caso de Alex Toth (1928 -2006), conocido como “el artista para los artistas”. Un autor mucho más conocido entre sus compañeros de profesión que por el público en general. Desde que Toth empezó a desarrollar su particular trazo y estilo narrativo a finales de los años cincuenta, ha sido un autor muy admirado y seguido por los profesionales del cómic. Un referente de la viñeta mundial por sus grandes aportaciones al cómic.

Hemos tenido que esperar 40 años para poder disfrutaren castellano de una de las obras referentes de uno de los grandes mitos del cómic. Hace unos meses Planeta Cómic ha recuperado Bravo for Adventure. Creado en 1975, el cómic narra las aventuras de Jesse Bravo, un piloto aventurero y empresario con gran parecido al actor de cine Errol Flynn, conocido por sus personajes de galán, aventurero temerario y héroe romántico. Comienza en el momento en que su empresa de aviones está en números rojos ya que no le salen transportes aéreos que realizar ni tampoco actuaciones de las que necesiten pilotos de acrobacias, haciendo así referencia Toth a las grandes historias de aventuras de los años 30 y a los clásicos del cómic. En un principio, se publicó en 1980 en la revista The Rook apareciendo un año después en formato novela gráfica en Francia. En 1983 Toth creó otras dos historias cortas de Bravo, y en 1985 intentó relanzar la novela gráfica original como un comic-book a todo color, pero tampoco tuvo suerte, por lo que una historia gráfica de calidad parecía que estaba condenada a un olvido desmerecido.

Unos cuarenta años después de su creación que han valido la pena, Bravo for Adventure, es un clásico que sin caer en el tópico de esas grandes historias de aventuras, está repleta de los magníficos recurso gráficos de Toth. En ella podemos apreciar y disfrutar de una historia trepidante en la que la acción es la principal protagonista, haciendo un guiño total en el que confluyen dos géneros como el suspense mezclado con la acción de aventuras.

En sus cómics, Toth parte de un grafismo de prensa influenciado por Noel Sickles o Milton Caniff para llegar a unas conclusiones muy especiales. Entre ellas están las de un dibujo mucho más limpio hasta dejarlo en algo prácticamente esencial utilizando sencillamente el negro y la luz como base y la onomatopeya como gran recurso visual.

Una obra de total aprendizaje para iniciados en el dibujo del cómic, por ser un vademecum visual de trazos simples en los que cada viñeta está cargada de excelentes manchas de tinta negra, de las que sobresalen -como bloque de mármol figuras de una gran expresividad vestidas en dos trazos- unos personajes que aportan una increíble sensación de movimiento sin apenas representación por las típicas líneas cinéticas, además de la carga dramática de primeros planos; con cuatro toques de pincel puede situarse a la perfección un enclave físico que rompe todas las medias tintas cuando aplica las sombras intensas en contraste con los blancos para dotar de dramatismo o profundidad de campo a sus viñetas. Un juego magistral de luces. Toth desarrolla una particular narrativa partiendo de esa sencillez en el estilo y muy lograda en la elección de los planos que hace que el interés en la historia no decaiga.

Toth se caracteriza además, por arriesgar, pero no de cualquier forma, lo hace desde una perspectiva de maestro, del que conoce perfectamente aquello que está haciendo y necesita ir un poco más allá, de aquel que no se queda en lo correcto y busca experimentar, transmitir una visión mucho más completa y enriquecedora, consiguiendo así unas viñetas que podrían entrar perfectamente en planos de imágenes en movimiento del logrado cine noir de los años cuarenta y cincuenta. ¿Y esto cómo lo consigue? Por su gran implicación en la historia, haciéndola suya, ya que el guión se transforma en algo invisible, es decir, que la interpretación gráfica y estilística de la obra envuelven de manera magnífica todo el contenido.

La obra maestra de Alex Toth, recopilada en su totalidad por primera vez, después de años de olvido en una gran edición en tapa dura contiene las tres historias protagonizadas por Jesse Bravo, además, incluye dibujos preliminares, borradores a lápiz y pruebas a color de Toth. Tres historias que se nos quedan insuficientes ya que Toth no dejó de hablar de nuevas aventuras protagonizdas por Bravo.

Aunque prácticamente retirado, Toth no abandonaría la historieta ni el dibujo ya que siguió trabajando para columnas de opinión y revistas sobre cómics. Al morir, en su casa había muchísimas salidas en falso y notas de este personaje característico. Lamentablemente ninguna de ellas pasaba de las fases preliminares. Pero pueden que sean suficientes para que algún historietista valiente las pudiera recuperar y así poder ver a un mítico Jesse Bravo de nuevo.

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