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«Yo creo que desde pequeña era algo que me gustaba, más que nada verlo. Uno siempre dibuja de pequeño, el caso es seguir dibujando», dice Miriam Iglesias, alumna de O Garaxe Hermético, al recordar cuándo comenzó su afición por el mundo del cómic. En el caso de Pablo Prado, otro alumno que está a punto de terminar el curso profesional, el interés por el cómic es «algo que estuvo ahí desde siempre». Una pasión que nace desde que tienen uso de razón y que para muchos sería todo un sueño el poder dedicarse profesionalmente a ello. Esto es algo que se puede ver como imposible, sin embargo la escuela O Garaxe Hermético, primer centro profesional de cómic e ilustración de Galicia, ayuda a que jóvenes como Miriam o Pablo puedan finalmente llegar a ser grandes ilustradores.

Nacida en 2012 de la mano del dibujante Kiko da Silva, quien es también su director, esta escuela privada es toda una revolución es lo que respecta a modelo de enseñanza. Cuando comenzó con el centro, Da Silva reunió a un equipo de amigos y profesionales de la ilustración gallega para organizar un temario desde cero, con un fin muy claro: «enseñar nuestra profesión de la forma más realista posible», señala el director. Con una formación para nada convencional y sin evaluar a los alumnos con nota numérica —los trabajos se califican como «no publicable», «publicable» y «publicable cobrable»—, lo que se pretende es mostrar a los alumnos «lo que se van a encontrar después». Por ello, los aprendices reciben clases no solo sobre ilustración y cómic, sino también sobre lo que deben hacer para dedicarse a ello, desde cómo darse de alta en autónomos hasta cómo realizar contratos con las editoriales para que no sean abusivos.


Una forma de motivarles

En O Garaxe Hermético cuentan con diversos métodos para motivar a sus alumnos. Uno de ellos es el «Premio Fin de Curso», por el cual , de los proyectos finales de los alumnos, la escuela escoge varios y se publican en las mismas condiciones laborales que les ofrecería cualquier editorial. «Realmente lo que es importante en estas profesiones no son los títulos, que no valen de nada, sino la publicación de la obra y que el alumnado se dé a conocer a los lectores y al resto de editores», explica Da Silva.

Además, todos los años realizan libros colectivos entre los alumnos de las clases de primero y segundo gracias a la colaboración de la Diputación de Pontevedra. El último publicado es el de «O Picoto do Pai», que fue presentado hace unos días en la Sede de Afundación de Vigo. Tres meses es el tiempo que tienen los alumnos para rellenar desde cero las 80 páginas a color que suelen tener estas obras. «Ellos y ellas son los que hacen todo el trabajo, nosotros estamos un poco de supervisores», aclara Miguel Porto, profesor de Técnicas Digitales y Proyectos en O Garaxe Hermético. Sin duda, apunta Porto, es un «trabajo bastante exigente», pues los alumnos cuentan con rigurosas fechas de entrega, pero también es «muy positivo» para ellos al poder tener una «experiencia cercana al mundo laboral». Y así lo confirman los alumnos, quienes solo pueden decir cosas buenas sobre esta práctica. Miriam Iglesias sintió «todo un orgullo» la primera vez que vio algo hecho por ella en papel, «aunque fuese un trabajo junto con otras 40 personas». Pablo Prado, por su parte, indica que este tipo de trabajos «al ser en equipo, encuentras cosas de tus compañeros que enriquecen tu trabajo y viceversa». De una manera u otra, este proyecto «les vale a los alumnos para aprender a entregar a tiempo, a trabajar en equipo y a entender cómo hay que hacer una historieta», asegura el director de la escuela.


Visiones de futuro

Gracias a la formación tan específica que reciben en la escuela O Garaxe Hermético, los alumnos salen de allí como verdaderos artistas y totalmente preparados para adentrarse en el mundo laboral. Además, la escuela ha abierto un mercado en Galicia que llevaba cerrado durante diez años. De hecho, según explica Kiko da Silva a ABC, editoriales como Xerais o Galaxia están preparando colecciones y ediciones de cómics en gallego, de las cuales, muchas pertenecen a alumnos de su escuela. «Esto quiere decir que lo que se necesitaba es que se produjera más», reflexiona el director de O Garaxe Hermético. Miguel Porto, sin embargo, no ve con tan buenos ojos la situación del mercado. «A nivel estatal es muy difícil que un autor pueda vivir exclusivamente del cómic, los mercados más probables siguen estando fuera, en sitios como Francia o Estados Unidos», apunta el profesor. De todos modos, Miriam Iglesias y Pablo Porto se visualizan en un futuro trabajando en el sector. Ambos ya cuentan con varios proyectos en proceso y solo esperan que sigan viniendo más.

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