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Durante los últimos diez años Stan Lee (1922-2018) se hizo muy popular por sus cameos en las películas de los personajes de Marvel que creó hace más de 50 años. Pero esa afición no fue un capricho de su vejez, ya que sus primeros cameos datan de los cómics de los años 50 (Astonishing #4, 1951). Y en los años 60 era habitual verle junto a dibujantes de Marvel, sobre todo a Jack kirby, en títulos como Los 4 fantásticos. Por eso no es extraño que, en 2015, decidiera escribir su vida en viñetas con la ayuda del gran guionista Peter David (Hulk, X-Factor) y la estupenda dibujante Colleee Doran (El puente del Troll): Asombroso, fantástico, increíble. La biografía de Stan Lee (Planeta Comic).

El título está formado por los adjetivos que Lee dedicó a tres de sus creaciones más conocidas: el asombroso Spider-Man, Los Cuatro Fantásticos y el Increíble Hulk. Y nos da una pista de por dónde van estas memorias en las que veremos cómo nacieron algunos de los personajes de los cómics más famosos de la historia, pero también descubriremos cómo se creaban los cómics de Marvel de la Edad de Oro, como Lee estuvo a punto de abandonar los cómics (antes de crear a Los 4 fantásticos), o como conoció al gran amor de su vida, su esposa Joan.

Un cómic muy interesante y realmente divertido, en el que se nota la arrolladora personalidad de Lee, que le hizo tan famoso como sus creaciones, pero también el toque de Peter David, uno de los mejores guionistas de la historia de Marvel, famoso por sus largas etapas en Hulk y en Factor-X.

Unos orígenes muy humildes

El cómic comienza con los humildes orígenes de Stan Lee en Nueva York. Era hijo de un inmigrante rumano que casi no podía pagar el alquiler ni mantener a sus dos hijos. Lee se refugió en la lectura para escapar de la dura realidad, que atravesaba su familia y desde muy joven quiso ser escritor.

Su primer trabajo relacionado con las letras fue en un periódico, escribiendo obituarios de gente famosa... ¡que aún estaba viva! También escribió anuncios publicitarios para un hospital de Denver. E incluso fue acomodador en un cine de Times Square ("Fue mi primer  trabajo en el mundo del cine", bromea Lee)

En esa época (1939) su tío trabajaba en una editorial que publicaba muchas cosas incluidos Comics (Timely Comics, la futura Marvel) y contrataron al joven Lee de chico para todo, desde hacer recados hasta escribir algún texto cuando era necesario. Siempre al servicio del editor Joe Simon y el director de arte, Jack Kirby (creadores del Capitán América). De hecho, lo primero que publicó el joven Stanley fue un relato para el número 3 del Capitán América. Uno de los momentos más emocionantes del cómic es cuando el joven Lee conoce a Jack Kirby.

El largo camino hacia el éxito

Lo curioso es que Lee solo pensaba escribir cómics durante una corta temporada, para pasar luego a escribir novelas. Por eso quiso usar un seudónimo como guionista de cómics: Stan Lee, dejando su auténtico nombre para su futura carrera literaria.

Cuando Simon y Kirby se marcharon, en 1941, Lee fue ascendido a director editorial. Y durante los siguientes años escribió decenas de cómics sobre los temas que triunfaban en cada época. Desde superhéroes (un género que cayó en decadencia tras la guerra) hasta historias románticas, del oeste y de monstruos.

La parte más emotiva del cómic es la que gira entorno a la relación entre Lee y su esposa Joan. Cómo se conocieron y lo importante que fue en su carrera. De hecho, en 1961 Lee estaba a punto de dejarlo todo cuando su esposa le dijo que, ya que se iba a ir, escribiese el cómic de superhéroes que le hubiera gustado a él. Así nacieron Los Cuatro Fantásticos, el Universo Marvel y Lee se convirtió en el personaje más influyente de la historia de los cómics. Lee también recuerda el nacimiento de su primera hija y la muerte de la segunda, fallecida cuando solo tenía tres días.

En una explosión de creatividad nunca vista en los cómics (ni antes ni después) y en apenas cinco años, Lee, Kirby, Ditko y un reducido grupo de artistas crearon los personajes que hoy, más de 50 años después, siguen siendo el centro del llamado Universo Marvel: Los Cuatro Fantásticos (1961), El Hombre Hormiga, Hulk, Spiderman y Thor (1962), Iron Man, El Doctor Extraño, Nick Furia, Los Vengadores y La Patrulla X (1963), Daredevil (1964), además de traer de vuelta al Capitán América (1964) y Namor (1965). Sin olvidar al primer superhéroe afroamericano, La Pantera Negra. Es lo que se conocería como la Edad dorada de Marvel.

Pero hoy no vamos a hablar de la genésis de todos esos personajes. Lo podéis leer en esta noticia.

Sombras y luces

De pronto, Lee se encontró escribiendo numerosos cómics al mes, por lo que también desarrolló el llamado método Marvel, que consistía en discutir un argumento con el dibujante que, después, dibujaba todas las páginas. Finalmente Lee completaba el cómic añadiendo los diálogos.

Stan Lee también desarrollo sus trucos para controlar tantas colecciones a la vez. Por ejemplo, los villanos de Spider-Man se inspiraban en animales (Dr. Octopus, el Rino, el Buitre, el Camaleón, el Canguro); y el nombre y el apellido de muchos de sus personajes empezaban por la misma letra, porque así le resultaba más fácil recordarlos (Sue Storm, Reed Richards, Bruce Banner, Matt Murdock, Peter Parker, Silver Surfer, Stephen Strange…) trucos que rememora de forma muy graciosa en este cómic.

Lee también nos ofrece en este cómic su versión sobre sus problemas con su dos mayores artistas, Jack Kirby y Steve Ditko, que terminaron abandonando Marvel sintiendo que no recibían el mérito que merecían por su trabajo. Y es que, antes de sus apariciones en el cine, Lee ya era una auténtico showman que sabía atraer todas las miradas.

No faltan en el cómic la relación de Lee con sus fans, su empeño en llevar a los personajes de Marvel al cine (que le costó varias décadas) y otros proyectos menos conocidos, como la etapa en la que diseñó personajes para la competencia de Marvel (DC Cómics) o creo otros muy bizarros como Striperella, una striper que luchaba contra el mal y que no era otra que Pamela Anderson. Tampoco tiene desperdicio sus encuentros con estrellas de Hollywood e incluso con presidentes de EE.UU.

Una vida de cómic  narrada como a Stan Lee le hubiera gustado: en viñetas.

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