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Si hay una ciudad que se cree el cómic como arte mayor es Valencia. Una exposición inaugurada hace ahora tres años en el IVAM, 'Valencia, línea clara', fue el punto de inflexión y marcó el camino que luego han seguido varios de los museos de la ciudad…y de España.

Aquella muestra recogía 200  originales y otra obra de la generación de autores valencianos que en los 80 se convirtió en la vanguardia española y continental. Allí estaban Sento Llobell, Mariscal, Micharmut, Daniel Torres, Manel Gimeno o Mique Beltrán, todos discípulos de una u otra manera de Miguel Calatayud.

«Esa exposición y la actitud a partir de ese momento del IVAM ha cambiado la mirada de muchísimos museos, tanto en València, con la incorporación al MUVIM de Comic ON, como fuera», explica Álvaro Pons, comisario de aquella celebrada muestra y miembro ahora del consejo asesor de este Instituto Valenciano de Arte Moderno.

«Muchos museos vieron lo que se estaban perdiendo», explica Pons a EL PERIÓDICO. Poco después, cuenta, el Reina Sofía abrió sus puertas a Krazy Kat, del estadounidense George Herriman; en el Macba empezaron a prodigarse las jornadas sobre la incorporación del cómic; y el también barcelonés MNAC, que en cuestión de días inaugurará una exposición de El Víbora y el cómic contracultural, hizo un monográfico de Corto Maltés.
Beneficio mutuo

Para Pons «el museo al cómic le aporta normalización como un arte más, por eso es clave la apuesta del IVAM, el hecho de que, además de las exposición específicas, en las transversales aparezca como lenguaje, como la pintura o la escultura». «Es un arte mas y se acabó la discusión. Está al mismo nivel que el resto de las otras artes mayores y ha venido para quedarse», explica.

Pero el beneficio es mutuo, remarca, porque el cómic «le abre a los museos a un discurso de la cultura popular del que muchos están apartados y seguro que además le da muchos visitantes, como está pasando con la de Paco Roca en el IVAM, los dos ganan».

Pons hace referencia a la exposición 'El dibujado', en la que el ganador del Premio Nacional de Cómic del 2008 reflexiona sobre el autor, la creación y su obra, un tema clásico que aborda de manera rompedora y con un estilo propio que es un imán para el público. Ese que explica en parte que cada vez haya más viñetas en las paredes donde antes solo había cuadros.

«Paco es una joya que nos hemos encontrado. No hay otro autor en España que pueda aglomerar tantos lectores que no son lectores habituales de cómic. Tiene una enorme capacidad para tratar temas cercanos, trasversales. 'Arrugas' es un gran ejemplo. Si estamos en el momento creativo que estamos y si se ha dejado de mirar el cómic como un arte menor es gracias a Paco Roca. Marca un antes y un después», reflexiona Pons, que adivina que «habría sido un genio en lo que hubiera hecho, en el cine o en la literatura».

Roca es una de las razones por las que València ha abierto este camino pero no es la única. «En la Comunitat se junta la mejor vanguardia, los autores actuales y veteranos más potentes, clásicos que están volviendo. Es primera potencia, sin duda», reflexiona Pons. «Además están Paco y Ana Penyas, que son los dos autores más conocidos del momento», apunta, en referencia a la última Premio Nacional.
Festival Tenderete

De ahí las iniciativas del IVAM y del MUVIM, en cuyas salas esta temporada se ha reflexionado sobre, por ejemplo, las mujeres en los tebeos del franqusimo o sobre el auge del tebeo norteamericano y su influencia en la península.


Pero también Tenderete, el festival de autoedición gráfica y sonora ha celebrado sus dos últimas ediciones en el Centre del Carme de Cultura Contemporània (CCCC).

«Es el mejor de España, el veterano, el pionero y también el más potente. Para otros tener 2.000 espectadores es un éxito increíble y ellos tienen 7.000», cuenta Pons. «Acude un crisol de nuevos autores que se expresan pero que también investigan sobre ese lenguaje y que demuestran que el cómic no es sólo entretenimiento sino arte con todas sus cualidades», desarrolla.

«Nos parece fundamental darle apoyo porque es una iniciativa que parte de la propia base», apunta José Luis Pérez Pont, director del CCCC. «Los lenguajes más populares, que son los que pueden manejar el cómic y la ilustración, forman parte del tejido de la construcción del relato de un lugar y de un tiempo y nos parece fundamental darles cobertura», remarca.

Pero habrá más. Pérez Pont adelanta que a partir del año que viene una sala del museo se dedicará en exclusiva a la fotografía, el diseño la ilustración y el cómic. Ni las disciplinas ni el nombre de la sala son casuales pues se trata de la 'Carlos Pérez'. Nacido y fallecido en Valencia, este conservador del IVAM y del Reina Sofía, cuenta Pons, es el precursor de la actual explosión con tres exposiciones en el MUVIM, una de MAX (Francesc Capdevila), otra de Miguel Calatayud y otra de Roca.

«Fue un pionero en ese campo y en tantos otros como la pedagogía y en la inclusión social a través del arte», señala Pérez Pont. Suyo es el prólogo de la novela gráfica que vive y protagoniza València.

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