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 Aunque los cómics tal y como los entendemos hoy en día nacieran a finales del siglo XIX, las historias ilustradas vienen de mucho más lejos. Ya en el antiguo Egipto, incluso en las mismas tumbas de los faraones, como la del gran Tutmosis III, aparecen grandes tiras envolviendo las paredes con dibujos esquemáticos que relatan historias dividas en escenas, con textos intercalados incluidos. Nihil novum sub sole, como dirían los romanos, a lo que también se puede aplicar en el interés que siempre ha suscitado el sexo.

A principios del siglo XIX, un obrero que excavaba en Deir el-Medina, el poblado donde vivieron los trabajadores que construían y decoraban los hipogeos del Valle de los Reyes hacia 1500 a C, se llevó una buena sorpresa. En el interior de un jarro había un papiro hecho añicos pero no lo suficientemente estropeado para que hubiesen desaparecido totalmente unas sorprendentes ilustraciones que fueron catalogadas como indecentes, inmorales y, evidentemente, pornográficas. Esto último saltaba a la vista.

El italiano Bernardino Drovetti, cónsul de Francia en Egipto por orden de Napoleón, incorporó la pieza en su colección particular de objetos faraónicos. La pasión por el antiguo Egipto empezaba a fraguarse. En 1824 su amplia colección fue adquirida por el Museo egipcio de Turín. El maltrecho papiro viajó hacia Italia. Nada más llegar, Jean-François Champollion, el hombre que descifró los jeroglíficos, lo describió como: “una imagen monstruosa, obscena, que me dio una impresión muy extraña acerca de la sabiduría y la compostura egipcia”.

El museo pasó a albergar, pues, un papiro muy incómodo, el pTurin 55001 de su inventario, y que ha acabado siendo conocido como el papiro erótico de Turín. Eso sí, sus responsables se encargaron de que pasara desapercibido y durante décadas se mantuvo bien guardadito en los fondos. Como si no existiera. Algo que, por suerte, ha cambiado.

El papiro, datado entre 1186-1069 a.C y ejecutado por una mano hábil, se encuentra dividido en dos tiras. La superior muestra una divertida sucesión de animales realizando acciones humanas. En la inferior, se despliega casi un tratado de posturas amatorias a través de doce viñetas ilustradas y con comentarios jocosos que casi no se han podido conservar. Como ejemplo, este fragmento de un diálogo según la traducción de 2012, la más moderna, realizada por Brawanski y Fischer-Elfert: “Buena es para ti mi vulva ¡Ven tras de mí con tu /deseo! ¡Oh, tu falo!”.

Existen diferentes teorías sobre el objetivo de este papiro de alta carga sexual. ¿Se trata de una compilación de posturas como el Kama Sutra? ¿Es un divertimento para un particular? ¿Representa una crítica social? De hecho, los dibujos muestran mujeres jóvenes y refinadas junto a hombres mayores que no responden a los cánones de belleza imperantes. Por eso, no se descarta que se trate de un burdel, o casa de cerveza, como se llamaba popularmente en el antiguo Egipto.

La escena principal, la que ocupa la viñeta central, muestra a una mujer en la cama que intenta animar a un hombre tendido en el suelo, desfallecido, incapaz de aguantar el ritmo. Ellas aparecen estupendas y emprendedoras. Ellos, ya algo acabados y ridículos. Los dibujos resultan tan satíricos y humorísticos como cualquier cómic del siglo XXI.

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