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Una reinvención del rodaje del clásico del terror 'La parada de los monstruos'
La parada de los monstruos (Freaks), dirigida por Tod Browning en 1932, está considerada una de las obras maestras del cine, un film que sigue siendo terrorífico pero que, a la vez, es una de las más bellas historias en defensa de los diferentes y de los despreciados por la sociedad. Una película que fue recortada en media hora y prohibida en muchos países (¡durante más de 30 años!) y que prácticamente acabo con la carrera de su, hasta entonces, exitoso director.
Os hablamos de ella porque ahora se publica un cómic, La parada de los freaks (Aloha! editorial), que está ambientado en el rodaje de esa mítica película y que mezcla reallidad y ficción de una forma increíble, consiguiendo que nos volvamos a plantear los grandes temas de los que hablaba la película, como ¿quiénes son realmente los monstruos?: ¿Los que no se adaptan a la sociedad porque no encajan, sufren discapacidades o no les acompaña la suerte? ¿O los que la dominana y se aprovechan de los que consideran inferiores?
Una oscura, y a veces surrealista, novela gráfica del escritor Fabrice Colin y la ilustradora Joëlle Jolivet que también es un canto de amor al cine y que nos traslada al Hollywood de los años 30, cuando recibía el nombre de la "moderna babiliona" por los contínuos excesos y sus brutales fiestas en las que todo estaba permitido (algo que también comprobaremos en este cómic).
La monstruosidad física frente a la monstruosidad moral
Esta fantástica historia está protagonizada por Harry Monroe, un joven con una infancia complicada (con un padre ausente y una madre violenta), cuyo único consuelo ha sido el cine, por lo que sueña con trabajar en las películas. Así que se va a Los Ángeles, en 1929, con la esperanza de convertirse en guionista. Y le acaban contratando, como asistente, en el rodaje de la nueva película del gran director Tod Browning: La parada de los monstruos.
Un rodaje en el que nadie quiere trabajar porque el reparto está integrado por auténticos "fenómenos de feria" o "freaks", como se llamaba en aquella época a la gente que sufria desequlibrios mentales o malformaciones físicas y cuya única posibilidad de subsistir solía ser unirse a los "circos de fenómenos" que tanto éxito tenían en aquella época. Afortunadamente la medicina moderna casi ha acabado con ese tipo de malformaciones.
El trabajo de Harry será el de asistir a los "freaks" (como las siamesas, los cabezas de alfiler Pip & Zip, el príncipe Randian, Johnny Heck y los enanos Harry y Daisy, el hombre gusano...) le tienen mucho cariño. Y es que harry comparte una cosa con ellos, tiene una mano atrofiada por los maltratos de su infancia.
En la película la bella trapecista intentaba aprovecharse del enano del circo (después de que este ganara una fortuna) con la ayuda del forzudo. Una metáfora de la lucha de la belleza y la fortaleza contra la deformidad pero dándole la vuelta, ya que en esta historia la verdadera monstruosidad no es la física sino la moral. Al final los monstruos eran ellos dos, la trapecista y el forzudo, con un físico perfecto pero un alma deplorable, mientras que los supuestos freaks demostraban su unidad frente a la adversidad.
Un cómic con muchos paralelismos con la película
En el cómic se repiten muchas de esas situaciones de la película, ya que la actriz que interpretaba a la trapecista, Olga Baclanova, y Frank, su turbio agente, intentarán aprovecharse de Harry para introducirle en sus turbios negocios, descubriéndonos ese oscuro trasfondo del Hollywood de la época que devorará a esos pobres discapacitados fisicos y psiquicos.
Por si eso no fuera suficiente, aparece un supuesto "fantasma" que acecha el set y del que Harry sospecha que pueda ser el fantasma de su horrible madre.
Un auténtico descenso a los infiernos del Hollywood de la época en el que esos freaks volverán a ser las víctimas de la historia, como ya sucediese en la película. Un thriller en viñetas, con personajes inolvidables, que algunos han comparado con David Lynch (aunque lo justo sería decir que Lynch, como tantos otros cineastas, está influenciado por la maravillosa película original).
Destacar el estupendo guion de Fabrice Colin, un novelista que se mueve con soltura en todos los géneros, y ha sido cuatro veces ganador del Fantasy Grand Prize, y los dibujos de Joëlle Jolivet, famosa por sus libros para niños, que son auténticos bestsellers internacionales y que con La parada de los freaks se estrena en el cómic.
Un clásico que acabó con la carrera de su director
Una magnífica historia alternativa en torno este clásico del cine que arruinó las carreras (ya veces las vidas) de los miembros del equipo y puso fin a la de su director, ya que la película fue acusada de ser desagradablemente terrorífica e incluso una espectadora aseguró que le había provocado un aborto espontáneo.
Al final el estudio la recortó media hora y apenas duró dos semanas en la cartelera debido a las protestas de asociaciones y espectadores que no la entendieron. Y tras eso estuvo más de 30 años fuera de la circulación e incluso prohibida en muchos países, como Inglaterra.
A pesar de esos recortes (la versión conservada apenas dura una hora), la película es una auténtica obra maestra y dió origen al término "Freak", que designa a algo extraño o fuera de lo común y que ya se ha introducido en el español (friqui). Y es un estupendo retrato de la vida cotidiana de esas personas en las ferias de la época.
Pero el escándalo prácticamente acabó con la carrera de Tod Browning, que era uno de los directores más taquilleros de la época gracias la película Drácula y a sus colaboraciones con LonChaney en clásicos del terror como Garras humanas, aunque todavía firmaría la maravillosa Muñecos infernales (1936). En 1942 se retiró definitivamente del cine y falleció en 1962.
Para saberlo todo sobre esta fantástica película (y su director) os recomendamos el reportaje que 'Días de Cine' le dedicó por su 80 aniversario.