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Como los buenos superhéroes y también algún que otro villano, Felipe Almendros (Badalona, 1976) hace equilibrios y malabares con dos personalidades que poco o nada tienen que ver entre sí pero que acaban encerradas en una misma viñeta. Y todo porque Almendros, trabajador de Correos de día -«pero de ventanilla, no cartero», matiza- e ilustrador e historietista en cuanto termina la jornada laboral, ha vuelto a hacer ficción de sí mismo para completar con «VIP» (Reservoir Books) esa trilogía que completan «SOS» y «RIP» y en la que el autor combina la autobiografía con la fantasía pura y dura.

En este caso, y después de transformar «RIP» en un sobrecogedor desahogo para tratar de lidiar con la muerte de su padre, el ilustrador badalonense cambia de tercio para firmar una historia a todo color y en formato revista con papel couché con la que reflexiona sobre los peligros del éxito y ahonda en esa idea de la fama «como algo volátil». «Me interesaba esa idea de mostrar la fama a través de alguien que intenta convertirse en algo que no es; que quiere sentirse valorado y agradar a cuanta más gente mejor», explica Almendros, que presenta en «VIP» a una versión bidimensional de sí mismo mudándose de Llefià (Badalona) a Barcelona para trabajar como cartero e instalarse en una habitación libre de un club de alterne mientras sueña con su futuro como estrella del rock.

«Es una manera de poder hablar de esa obsesión por el éxito y la popularidad y de la necesidad que tienen muchos creadores de que otros valoren su arte antes que de fiarse de su propio criterio», apunta un autor que, para reforzar el mensaje de «VIP», se ha atrevido incluso a grabar un puñado de canciones que acompañan a la primera edición del libro.

Unas gafas 3D para descubrir «aquello que nos impide ver la realidad» completan en lote de un cómic con el que el dibujante se mantiene fiel a su idea de desaprender todo lo aprendido en la escuela Llotja y dar rienda suelta a un estilo mutante. «Huyo de la idea de tener un estilo muy reconocible y marcado. Es un poco un acto de rebeldía», sostiene un autor que incluso se atreve en «VIP» con su propia versión de «Spider-Man», un Hombre Araña «naïf y feísta». «A nivel académico se insiste mucho en la idea de marca, de crear un estilo reconocible, pero eso es algo que yo rechazo», insiste.

Tanto es así que, además de esquivar el texto y los diálogos -«quería hacer un libro que se explicara por sí mismo», apunta-, conecta en una misma historia iconos del pop calcados a David Bowie, guiños a «Toy Story» o a la revista «Vice»; fantasea con publicidades inventadas y rinde homenaje a su propia geografía sentimental, representada aquí por las tres chimeneas de la central térmica de Sant Adrià del Besós. «He estado toda la santa vida viéndolas -apunta-. Es un tótem, el horizonte de Badalona. Tiene algo de vuelta al origen y de ver hacia adónde voy».

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